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16/4/07 - DJ:

Con los ojos al cielo y los pies en la tierra


En la Estación Astronómica de Río Grande, en una pequeña casita blanca que por lo general pasa inadvertida camino al aeropuerto, son varias las tareas que se llevan a cabo. Desde observar los cuerpos celestes en el cielo hasta otras mucho más específicas que tienen que ver con la geofísica. Pero además, la divulgación de la astronomía, un proyecto que está en marcha desde 1996.
Vía El Sureño

RIO GRANDE.- José Luis Hormaechea es el jefe de la Estación Astronómica de Río Grande, profesor de Física, con estudios en astronomía y personal de apoyo para la investigación científica del Conicet. En breves palabras explica las tareas que lleva a cabo la Estación Astronómica: «Son dos líneas principales de trabajo. Una es sismología, a través de cuatro estaciones sismológicas. La otra en geodesia, en primer lugar con el monitoreo en la deformación de la corteza en la región; y segundo, el estudio del geoide regional».
El profesor, además, habla de la aplicación de estos estudios de geodesia: «Este es un programa que tiene una aplicación práctica que es, que si uno conoce la diferencia de altura que se llama altura geoidal, puede determinar con técnicas satelitarias por ejemplo el GPS, la altura sobre el nivel del mar. Tiene implicancias geofísicas, no sólo las prácticas de aplicación a la cartografía o la ingeniería civil».
Según Hormaechea, el conocimiento del geoide implica que uno conoce las anomalías del campo gravitatorio, terrestre, en la zona y a través de eso puede inferir qué tipos de estructuras tiene debajo de la superficie.
Otra de las líneas de investigación en las que colaboran es en el monitoreo de la rotación de la tierra y del movimiento del polo mediante estaciones geodésicas permanentes. Esto se hace a través de una estación permanente de GPS y de un sistema llamado DORIS.
El profesor lo expresa así: «Este sistema funciona como el GPS pero al revés, el que recibe es el satélite y el que transmite es el equipo en tierra y también sirve para monitorear la variación de la velocidad de la rotación de la Tierra, porque la Tierra no rota uniformemente, se acelera y desacelera; además cada vez rota más despacio, pierde alguna milésima de segundo al año. Esto se detectó en el siglo XIX, pero hoy se monitorea instante a instante mediante técnicas satelitarias que son mucho más precisas».

Nota completa en El Sureño






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