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4/9/09 - DJ:

La hipótesis nula y la lógica del escepticismo

TEL: 5 min. 5 seg.

¿Por qué los escépticos suelen rechazar las nuevas afirmaciones con mayor frecuencias que aceptarlas? ¿Las ideas no tienen una posibilidad 50-50 de ser ciertas o no? Aquí no seremos cínicos, pero sí aprovecharemos para saludar a los humoristas gráficos, pero creemos que ninguno nos leerá.
Escila y Caribdis


Massimo Pigliucci es profesor de ecología y evolución de la Universidad de Nueva York y jefe del departamento de filosofía del Colegio Lehamn. Lo que sigue está basado en su artículo "Null Hypothesis And The Logic Of Skepticism" publicado hoy en Scientific Blogging.

Ser escéptico es un arte bastante solitario. Las personas suelen confundirte con un cínico y no estoy usando el término en el sentido filosófico clásico, por supuesto.
En la antigua Grecia, los cínicos eran personas que deseaban vivir en armonía con la naturaleza, rechazando los bienes materiales. El origen del apelativo (que viene de la palabra griega kyon, "perro") parece surgir del modo despectivo con que los llamaban por su vida frugal. Eran unos "perros", entre ellos Diógenes de Sinope. El personaje fue inmortalizado en los personajes de Diógenes y el linyera que supieron escribir magistralmente Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya y que continua publicándose en la contratapa del Diario Clarín a través de su dibujante de siempre, Tabaré.

Los escépticos, por otro lado, eran filósofos que decían que como nada podía darse por cierto, lo único por hacer era suspender el juicio. Como todo es subjetivo, sólo es posible emitir opiniones.

Un escéptico, en el sentido moderno del término, digamos desde Hume en adelante, es alguien que piensa que X debe ser proporcional a la cantidad de evidencia a favor de X. O, en la famosa popularización de Carl Sagan del mismo principio, los hechos extraordinarios requieren pruebas extraordinarias. En ese sentido, luego, lo que llamaré escépticos positivos no rechazan automáticamente las nuevas afirmaciones, sino que las sopesan de acuerdo a la evidencia.

Y, por supuesto, no somos tampoco cínicos en el moderno sentido del término, es decir, no seguimos a Groucho Marx en su canción "Sea lo que sea, me opongo".

Uno puede pensar que pocas personas objetarían la simple idea de que nuestros pensamientos deberían estar ajustados a la evidencia disponible. También es dable concebir que, en virtud de que la evidencia cambia continuamente y nuestras evaluaciones son siempre imperfectas, uno no debería suscribir a creencias absolutas de ningún tipo.

Por un lado, el escéptico considera positiva a una demanda dada que no está en condiciones de (provisionalmente) rechazar, con más frecuencia (de hecho, con mucha más frecuencia), que (provisionalmente) aceptarla. ¿Por qué? ¿La posibilidad de que algo sea cierto, no debería ser a priori 50%?

Vayamos a la inferencia estadística, que es una parte de esta última que comprende los procedimientos para inferir las propiedades de una población, a partir de una muestra. Una metodología es la prueba de significación o contraste de hipótesis. Se considera una hipótesis determinada, llamada hipótesis nula y una alternativa para dirimir cuál es la verdadera. La hipótesis nula también es denominada neutral y representa lo que mantendremos a no ser que los datos indiquen lo contrario. Se dice que la hipótesis nula no puede ser probada, pero sí descartada por los datos.
En los estudios de investigación se pueden dar dos tipos de errores, llamados de tipo I y de tipo II (o alfa y beta). Aunque con nombres que parecen rebuscados, seguramente estamos familiarizados con ellos a través de otras expresiones como "falso positivo" o "falso negativo". El virus HIV y la necesidad de realizarnos análisis al respecto, llevó a gran parte de la sociedad a tomar conciencia que pueden aparecer resultados no concordantes con la realidad. Un falso positivo se da cuando nos diagnostican el virus, aunque no sea cierto. Es por eso que se recomienda enfáticamente la realización de más de un análisis. En este caso, el médico estaría rechazando la hipótesis neutra (estar sano), basado en los resultados del análisis, indicando que la prueba dio positiva (que sí hay HIV), aunque en realidad estamos sanos.

El error de tipo II es lo inverso: tiene lugar cuando se acepta la hipótesis nula, que en realidad es falsa. Siguiendo el mismo ejemplo, el doctor concluye que estamos sanos (resultado negativo, no se halló el virus), pero sí tenemos el virus.

Estos tipos de error no se dan sólo en medicina. En informática también se habla de falsos positivos y negativos, por ejemplo, en el diagnóstico de virus en un PC.

También suele decirse, en broma, que hay un tercer tipo de error: no recordar cuál es el error tipo I y cuál el tipo II...

¿Qué tiene que ver esto con el escepticismo? Al confrontar una nueva afirmación, es razonable pensar que la hipótesis nula es que la afirmación es falsa. O sea, que la posición predeterminada es escéptica. Ahora, la parte difícil es que estos tipos de errores son inversamente proporcionales: si bajamos el umbral para uno, automáticamente se incrementa el umbral para el otro. Para salir de la disyuntiva es necesario tomarse el duro trabajo de recolectar más datos.

Dios y la Naturaleza por TropeaUna mirada escéptica de la naturaleza. Crédito: Alejandro Tropea



Por lo tanto, si decidimos ser conservadores (no en el sentido político, sino estadísticamente hablando), subiremos la barrera para la evidencia, disminuyendo las posibilidades de rechazar la hipótesis nula y aceptando la nueva creencia cuando no es de hecho verdadera. Desafortunadamente, estaremos simultáneamente incrementando las posibilidades de aceptar la neutra y rechazar la nueva creencia, cuando esta última es cierta.

Así, los seres humanos estamos destinados a navegar las peligrosas aguas entre Escila y Caribdis, entre ser demasiado escépticos y por demás ingenuos. Y los dos monstruos no son igualmente fuertes: si aceptamos la suposición de que hay sólo una realidad allí afuera, luego el número de falsas hipótesis debe ser exageradamente más grande que el número de correctas. En otras palabras, debe haber muchas más maneras de estar equivocado. Tomemos el descubrimiento de que el ADN es una doble hélice (la respuesta verdadera, hasta donde sabemos). Podría haber sido una hélice simple (como el ARN) o una triple (como sugirió Linus Pauling antes de que Watson y Crick dieran en el clavo). O pudo haber sido una molécula mucho más compleja, con 20 o 50 hélices. O no ser helicoidal y así sucesivamente.

Así, cuando tratamos de navegar en el curso entre el escepticismo y la ingenuidad, tiene sentido estar más cerca de la Escila del escepticismo que llevar la nave de las creencias a los amenzantes y mucho más largos alcances del Caribdis ingenuo. El resultado neto de esta política prudente, sin embargo, es que el escepticismo positivo nos llevará a rechazar muchas creencias.
Sería más fácil aceptar la hipótesis de que Estados Unidos fraguó los viajes a la Luna (nótese el plural), que tienen encerrado a un alienígena en algún desierto hangar, que la Primera dama de Japón viaja a Venus, que un niño llora sangre...
Pero lo que nos pasa es que, a priori, las rechazamos.
Como se dijo, es un arte solitario, pero con la satisfacción de estar en lo cierto más a menudo. Claro, no seremos muy populares ni nos llevará a estar rodeados de rubias mireyas...

Diógenes y el Linyera


El trabajo del humorista gráfico también es un tanto solitario y suele combinar una mezcla de cinismo (o sarcasmo) y escepticismo. A todos ellos, creadores de Mafalda y Compañía nuestro escéptico saludo. En el día de la historieta argentina, extendemos un abrazo a los que ya no están, como Fontanarrosa; a los que siempre nos robaron una sonrisa, como Altuna, García Ferré, Quino, Dante Quinterno, Trillo, Caloi, Sendra. Y a la nueva generación, entre los que destaco al genial Tute y, por qué no, al amigo Ale Tropea, cuya producción va como anillo al dedo a todo lo dicho: ciencia y humor.

¿Alguno de ellos leerá este post? La hipótesis nula es que sí, por lo que la rechazamos, con el ánimo de equivocarnos, una vez más...


Links relacionadosFuentes y links relacionados


Crédito imágenesSobre las imágenes

  • Escila y Caribdis. Pintura de Harim Gorem

  • Diógenes y el linyera. Crédito: Tabaré

  • Dios y la Naturaleza. Crédito: Ale Tropea



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3 comentarios:

  1. Lindo artículo, saludos

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  2. No, las ideas no tienen, incluso a priori, un 50/50 de ser ciertas. Desde luego no cuando una idea tiene pruebas y la idea contraria no tiene ninguna. Sirva como apoyo a la idea de que en realidad el escepticismo como proceso intelectual en realidad no es tan meritorio.

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  3. Hola Ismael:
    Lo que el autor quiere expresar con "a priori" es justamente cuando NO tenés pruebas. Si yo te digo que acabo de ver un ovni, vos podés creer o descreer, pero NO tenés ninguna prueba para ninguna de las dos cosas, ni para refutar ni para ratificar mis dichos. LUEGO vos podés probar si estoy equivocado o no. Pero ANTES de poder probar sólo decidís si me creés o no. Y mucha gente se decide por lo primero, mientras el autor del artículo traducido, sin embargo, prefiere lo segundo. Por otro lado, no hay "mérito" en ninguno de los dos casos. No dice que una cosa está bien y la otra no. Es una postura personal. En ambos casos es posible equivocarse. Eso lo sabés "a posteriori", cuando colectás evidencia para un caso u otro. Recién ahí sabés si tenías razón en dudar o en aceptar y te encontrás con que tu postura era o bien un falso positivo o un falso negativo. También es posible pensar el proceso de recolección de pruebas a la inversa. Yo digo que vi un Ovni. Hasta que YO no lo pruebe, vos, "a priori", es decir, SIN pruebas, podés dudar o aceptarlo. La postura escéptica prefier lo primero a lo segundo. Eso es todo.
    Saludos.

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