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"¿No es suficiente ver que un jardín es hermoso sin tener que creer que también hay hadas en el fondo?" - Douglas Adams, La guía del autoestopista galáctico.

20/7/10 - DJ:

La Luna de los amigos

T.E.L: 3 min. 23 seg.


El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong puso un pie en el Mar de la Tranquilidad para dar un pequeño gran paso. ¿Se podrá repetir aquella sensación de confraternidad global? Quizás el próximo 18 de septiembre.
IOMN


Llegar a la Luna fue un objetivo. "Soñar no cuesta nada", se suele decir, pero convertir esos sueños en realidad suele requerir, además de inspiración, mucho trabajo, conocimiento y esfuerzo.

No fue la única vez que un ser humano logró descender con una nave en suelo lunar, a pesar que las veces posteriores tuvieron menor difusión pública, como lo refleja la película Apolo 13.

Es increíble que, a pesar de esto, siga habiendo personas que dudan de esta verdadera hazaña tecnológica, suponiendo que los videos registrados se realizaron en un estudio de televisión, ignorando lo antes dicho: el hombre llegó varias veces a poner sus pies en la Luna. Además de aquella misión, otras cinco pertenecientes al Programa Apolo también llevaron astronautas que descendieron, con rover lunar incluido.

Para "Poner luz a las sombras lunares", y quitarle la pseudociencia a esos relatos que desacreditan aquellos logros, Eugenio Fernández Aguilar escribió el muy entretenido y didáctivo libro "La conspiración lunar ¡vaya timo!".

NASA posee un sitio recordatorio del programa Apolo con material en texto y audio del discurso del entonces Presidente Kennedy y otros documentos de la época.

Y también la agencia estadounidense creó un sitio interactivo con detalles de las misiones Apolo desde la 1 a la 13 (las siguientes se irán actualizando el año próximo).

La Luna, sin cuya compañía no estaríamos aquí, ha sido musa inspiradoras de grandes obras de ciencia ficción y no ha dejado de estar en el ideario de la exploración espacial, aunque la idea ya es ir un poco más allá, a las rojas tierras de Marte.

¿Y por qué habríamos de seguir explorando?
Con tanto hambre y desigualdad social en este pequeño punto azul pálido, con tantas cosas por hacer aquí para el bienestar humano, ¿por qué habríamos de gastar millones de millones de dólares para explorar el espacio?
Las respuestas usuales están vinculadas a un impulso humano -quizás innato, quizás culturalmente generado- de conocer. Ciertamente que la historia humana va de la mano de otros hechos no tan ideales, como la colonización y la destrucción.

Ya no estamos en la década de 1960, pero sigue habiendo carreras armamentistas, guerras, desnutrición, flagelos provocados sólo por nosotros. La exploración espacial no la pueden desarrollar todos los países, pero no deja de ser un logro de la humanidad. La Estación Espacial Internacional es, ante todo, eso, un símbolo de lo que con esfuerzo y superación somos capaces.

Huella Apolo 11


La búsqueda de nuevas fronteras también trae aparejado desarrollo científico y tecnológico que terminan cambiándonos la vida o ampliando nuestras fronteras de conocimiento no sólo sobre otros mundos, sino sobre este suelo que pisamos.

Soñamos con descubrir qué hay detrás de todo, los secretos de la Naturaleza que, por ahora, nos son vedados. Exploramos también por diversión, por fantasía, por creatividad, por ilusión.

Esta exploración no necesariamente ha de incluir astronautas. Muchísimas misiones espaciales ya puestas en órbita, ya en otros planetas o en camino, ya en diseño, no incluyen seres humanos a bordo. En muchos casos no es necesario y en otros es, hasta ahora, imposible.

Yo creo, ciertamente, que hay desafíos más terrenales que también debemos tener en cuenta y en forma prioritaria. Conquistar Marte mientras no podamos conquistar nuestro propio cerebro -dejándonos llevar por impulsos primitivos de violencia y envidia- no conducirá a nada.

Pero quizás el alcanzar objetivos tan distantes y complejos como otros mundos nos sirva de inspiración, y nos vuelva a invadir aquella sensación de comunidad global que llevó a establecer en esta parte del mundo a aquella fecha como "Día del Amigo".

Sería bueno que realmente sembremos amistad también con el resto de la vida en el planeta. Que protejamos la biodiversidad, que no maltratemos a los demás animales (tratándolos como si fueran "inferiores"), haciendo el esfuerzo por influir lo menos posible en el medioambiente para conservar de la mejor forma esta casa planetaria para las futuras generaciones.

Aquella sensación de algarabía por haber alcanzado una meta tan difícil, de ver concretados los sueños de antaño, de maravillarnos no con la tecnología, sino con el esfuerzo humano, no es muy distinto a lo que hoy las sociedades intentan replicar en eventos deportivos, por ejemplo.
¿No se produjo recientemente en el pueblo Español una sensación así, que de alguna forma une a todos los habitantes de la Península, al margen de sus diferencias?

Pero no sólo con los avances en astronáutica se puede alcanzar esta común-unión de los pueblos. La sencilla observación astronómica, en conjunto, en forma simultánea, de las maravillas del universo allí afuera, también posibilita que esta sensación se genere.

InOMN


Es por eso que la Noche Internacional Observa la Luna, establecida como evento global para el 18 de septiembre, pueda lograr que despeguemos la mirada del suelo. No sólo hacia la oscuridad que sigue al día, sino a la iluminación del conocimiento solidario. Y entonces vuelva a ser la Luna de los amigos.

Fuentes y links relacionados


Sobre las imágenes

  • Logo de InOMN con imagen de NASA.
  • Huella de Buzz Aldrin. Crédito: NASA.


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