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10/1/17 - DJ:

Basura periodística

T.E.L: 4 min.

Sobre predicciones, profecías y pronósticos en los medios.




Es frecuente encontrar en medios de comunicación, a principios de año, artículos en los que los periodistas intentan prever el futuro en materia política, económica o tecnológica, para lo cual, suele recurrirse a expertos en cada materia.

Por ejemplo, salvando las distancias con un medio masivo, aquí publiqué una nota antes de fin de año, adelantando algunas de las misiones espaciales y fenómenos astronómicos del 2017.

Aquí me detengo brevemente: me han consultado sobre notas aparecidas en diferentes fuentes en las que se indica que este sería "el año del cometa", en las que se sugiere que a lo largo de los meses se podrán ver varios cometas a simple vista.
En todos los casos, ver un cometa es difícil, ya que son objetos poco luminosos.
Como sabemos, la luminosidad de un objeto se puede pensar como aparente o como "absoluta". La última, es decir, la luminosidad real y objetiva, es la cantidad de energía emitida por un objeto en un cierto lapso de tiempo.
La magnitud aparente o visual surge por la relación de ese valor con la distancia de un observador. Al Sol lo vemos muy brillante, mucho más que al resto de las estrellas, no porque sea en sí mismo más luminoso, sino porque está mucho más cerca que, por ejemplo, la estrella Sirio.

Los cometas, al igual que los planetas, no emiten luz propia, sino que reflejan la luz estelar. Al formar parte del Sistema Solar, se encuentran mucho más cerca que las estrellas, pero su tamaño relativo los vuelve objetos luminosos débiles.
Se toma como valor de referencia que si un objeto tiene una magnitud aparente igual o menor a 6, es visible a simple vista. Esto no es del todo así por la contaminación lumínica de los centros urbanos.

Por tanto, generar grandes expectativas de observación de cometas, cuando sólo algunos, muy pocos, pueden realmente observarse a ojo desnudo, es contraproducente.

En varios casos, la observación requiere de instrumentos como telescopios y también pueden usarse cámaras de fotos para registrar el paso de cometas por el cielo. Aunque es bello observar cometas, requiere de cierto conocimiento y experiencia. Lo que no significa que sea tan difícil como para no intentarlo, pero sobredimensionar las expectativas, insisto, es casi un fraude.

Empero, otro tipo de previsiones son las seudocientíficas, es decir, aquellas que podrían ser consideradas por el público como ciertas, aunque carezcan de evidencias e investigaciones aportadas por los científicos.

Al respecto, me enviaron un comentario (porque no es una pregunta, sino una afirmación) que compara a la astrología con el pronóstico del tiempo, quejándose -de paso- de la poca certeza aportada por los expertos en meteorología.

Aquí va, entonces, una reflexión al respecto.

PRONÓSTICOS, PREDICCIONES Y PROFECÍAS
Bien podríamos conceder que las palabras "pronóstico" y "predicción" son lo mismo (sinónimos), aunque suele usarse la primera en contextos científicos y la segunda en discursos que no lo son, pero no es así siempre. En cambio, las palabras "profecía" y "vaticinio" sí suelen relacionarse con el discurso seudocientífico.

De cualquier manera, son discursos sobre eventos futuros, surgidos de algún conocimiento (real o fantasioso).

¿Cómo saber cuándo un discurso de tales características es científico y cuándo no?
Una respuesta falsa es que se puede saber la "cientificidad" de un discurso sobre el futuro basándose en los resultados. Si se acierta, es científico y verdadero; si no se "adivina", es falso.

Pero esto no es así. Un discurso sobre el futuro puede ser verificado, pero fruto de la casualidad. Por ejemplo, si yo dijera que Messi hará un gol con la mano este año y luego eso ocurriera, yo habría "acertado", pero no es de ninguna manera un pronóstico científico.

Porque para que un pronóstico sea avalado por la ciencia, lo principal no es que el resultado coincida, sino que el método usado lo sea.

Con métodos científicos, sin embargo, es posible equivocarse. No existen seres humanos perfectos. Los pronósticos científicos son SIEMPRE aproximaciones y poseen márgenes de error.

Esto no implica que no importe si se acierta o no. Desde ya, todos seguramente queremos que los pronósticos meteorológicos sean más precisos, pero son valiosos en primer lugar porque se puede explicar cómo se hacen. No surgen de la fantasía de alguien o de sus sueños o de evaluar la relación entre humedad y dolor de huesos, sino de un modelo del clima junto a datos adquiridos por instrumentos. De allí la importancia de financiar a las instituciones meteorológicas para que puedan construir, adquirir y usar radares, satélites y otros equipos para la adquisición de datos.

Debemos considerar que si bien existen datos previos, como los valores relativos de temperatura y humedad en ciertas regiones durante ciertos momentos del año, e imágenes de radar que indican posible formación eléctrica, es ciertamente difícil pronosticar dónde y cuándo caerán rayos que generan incendios en zonas secas. Y más difícil es cuando las condiciones climáticas evolucionan hacia valores en los que la situación se torna compleja de manejar. La velocidad del clima puede ser mayor a la velocidad de acción y reacción humana. Y ciertamente, cuando esto ocurre, es más fácil enojarnos con los pronosticadores de turno que con la clase política. Es un error, ya que son los funcionarios lo que deben dotar a los científicos de instrumentos y logística adecuada para lidiar con situaciones críticas.

De allí la importancia de exigir en las exposiciones de candidatos a elecciones por los partidos qué tipo de política científica llevarán a cabo, qué disciplinas creen que deberían ser consideradas prioritarias, etc.
Lo que ocurre en la realidad es que tanto los candidatos como los ciudadanos no les damos a la ciencia la importancia que tiene, hasta que las papas queman...

PREDICCIONES
A contramarcha, las predicciones seudocientíficas ¿en qué se basan? ¿Cuáles son los datos adquiridos y qué modelos usan para interpretar tales datos? Parece que el periodismo se olvida de hacer la segunda pregunta a los astrólogos.
El "modelo" astrológico se basa en relacionar planetas-dioses con supuestas características sólo en virtud de la mitología antigua greco-romana.
Por tanto, es poco importante si aciertan o no aciertan, como es de nula importancia si yo acerté o no con el vaticinio deportivo anterior. Acertar o no será -en estos casos- pura coincidencia, es decir, que no tiene ningún valor.
La ambigüedad de estos discursos, además, hace imposible cualquier previsión, por lo que además son inútiles.
También lo son quienes los publican en esos panfletos que, como "Diarios de Irigoyen", interpretan la realidad basándose en sus deseos y en el lamebotismo mediático.

Por lo dicho, los pronósticos meteorológicos no son "como una profecía apocalíptica".


Sobre las imágenes
Escaneo de diario La Prensa, 08-01-2017, pp 16-17.

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