Blog de noticias de astronomía - Desde Buenos Aires, Argentina
¡Que no cunda el pánico!
"¿No es suficiente ver que un jardín es hermoso sin tener que creer que también hay hadas en el fondo?" - Douglas Adams, La guía del autoestopista galáctico.

24/8/11 - DJ:

"Hay que fomentar la imaginación"

T.E.L: 11 min. 36 seg.


Entrevista al profesor Pablo González, sobre cómo es dar clases de astronomía, computación, física y matemáticas. Además, conversamos sobre el 2º Encuentro de Jóvenes Astrónomos.


Hace un mes realicé aquí un concurso. Entre los ganadores, que se eligieron en forma aleatoria a través de Sortea2.com, figuraba Pablo González. Cuando lo contacté para entregarle el binocular, me dijo que era profesor, que estaba justo empezando sus vacaciones y que, si podía, en vez de enviárselo por correo se lo guardara hasta su regreso que él pasaría a buscarlo a donde yo indicara. Le respondí que no había problema y quedó allí. Tres semanas después, a su regreso, me contactó por mail para arreglar la entrega. Ahí me di cuenta que ya había intercambiado un mail con anterioridad. Es que oportunamente me habían indicado que él estaba organizando el Segundo Encuentro de Jóvenes Astrónomos sobre el que escribí aquí.
Al buscar en la web, me di cuenta que aunque era ingeniero, daba clases de astronomía, física, computación y matemática. Y entonces pensé no sólo en entregarle el binocular, sino también en poder conversar con él y publicar la entrevista.
Accedió gustosamente y nos encontramos en un bar para hablar de educación.


-¿Quién es Pablo González?. Sos ingeniero mecánico.
-Así es. Casi convertido totalmente a la docencia porque si bien trabajé toda la vida en ingeniería, el trabajo de base, mi primer trabajo y el trabajo actual es docente.

-¿Tu primer trabajo fue como docente?
-Sí, es algo que descubrí porque yo pensaba dedicarme a la ciencia o a la técnica y mientras estudiaba ingeniería fui ayudante de laboratorio del Colegio Don Bosco, de Ramos Mejía. Y a partir de ahí, descubrí la vocación docente. Yo creo que no nace la vocación, sino que es parte de un descubrimiento.

-¿Pero algo tiene que tener la persona que quiere ser docente?
-Sí, sí, absolutamente. Todos los años me planteo que sea un año personal, de capacitación, de crecimiento y siempre termino haciendo algún proyecto educativo, así que esa utopía que tenía de parar un poco el ritmo de trabajo, al menos en la parte extracurricular o la parte que tiene que ver con la astronomía, nunca lo pude cumplir. Pero no me arrepiento porque esa es mi felicidad. El hecho de poder transmitir lo que uno sabe, lo poco que uno sabe, y lo mucho que se lleva. Porque cuando empecé pensaba que era un trabajo muy sacrificado y muy ingrato.

-¿No es así?
-Sigue siendo sacrificado, pero yo creo que es muy grato.

-La gratificación no tiene que ver con el sueldo.
-Para nada. Un docente, para que te des idea, hoy acumula sueldo por dos motivos: por antigüedad y por acumulación de horas. Lo cual en los dos sentidos es un sistema perverso. ¿Por qué? Porque si bien no hay un plan de carrera para el docente, el docente hoy no es que empieza siendo profesor y puede terminar por ser director, el salto es profesor-director, no hay etapas intermedias, donde uno podría también categorizar el sueldo, entonces desde el punto de vista lógico se plantea el tema de la antigüedad.

-Bueno, está el tema de los puntos, no?
-Pero te sirve para ganar concursos o ganar horas.

-No para ganar más.
-No, para nada. El puntaje en docencia te da la oportunidad de captar más trabajo. Y si bien la ley establece que uno puede tener un máximo de horas, al cambiar de jurisdicción es posible esquivar eso, entonces la forma de ganar un sueldo digno es acumular horas. Y eso es una tragedia. Porque un profesor que tiene 60, 70 horas es un profesor que falta mucho, que no da bien las clases, por más que el tipo sepa mucho y ya tenga muy aceitado el tema que tenga que dar. Yo estoy en mi límite, unas cuarenta horas.

-A lo que hay que agregarle el tiempo de corrección y preparación de clases.
-Exactamente. Con lo que ya tengo cubierta toda mi jornada laboral. Fundamentalmente, si tengo que describirme, diría que Pablo González es un tipo que es uno de los pocos afortunados que disfruta con su trabajo.

-Cuando uno estudia tiende a pensar que algo o mucho de lo que se enseña es inútil, que no sirve. ¿Qué sentido tiene, en este contexto, enseñar astronomía? ¿Qué sentido tiene aprender astronomía? ¿Se hacen esa pregunta tus alumnos?
-Bueno, yo enseño matemática también. Justamente, ellos me plantean toda esa abstracción de la matemática, sin ir más lejos la famosa frase "¿Para qué sirven los logaritmos?", me preguntan. Y yo antes me lo planteaba y trataba de buscarle la parte instrumental, la aplicación de la matemática en la vida, la practicidad. Pero hay que partir de dos cosas: primero que tenemos que abstraernos. La matemática necesita cierto grado de abstracción para comprenderla. Ahí es donde los chicos se la cuestionan. Porque sumar para saber comprar y que no te embromen con el vuelto, lo va a entender el chico, pero si yo le pido que resuelva un logaritmo, no. Entonces la justificación viene por este lado, y respondiendo a la pregunta de astronomía: es una cuestión que va más allá de la utilidad inmediata que pueda llegar a tener. Es una cuestión de apertura mental, de elevar el espíritu y usar el cerebro, de formación, de crecer como persona. Todo esto en una sociedad absolutamente materializada, consumista, dirigida, cerrada, como es la actual, en cualquier parte del mundo, suena a demasiado naif, inocente. Sin embargo, pensemos que todo lo que se construye a través del esfuerzo genera un crecimiento y una apertura mental. Esa es una de las caras. La otra es la del profesor que se centra en la memorización de conceptos, nombres, y eso sí es inconducente. Yo no necesito saber los nombres, fechas, sino las causas y consecuencias, por qué se descubrió, por ejemplo, que estamos a 150 millones de kilómetros del Sol, cuáles fueron las necesidades del hombre de observar el cielo. La astronomía fue la ciencia más útil hasta que se inventaron los relojes. Hasta el reloj no había ciencia más útil que la astronomía. No sólo por la medida del tiempo, sino por la navegación, estaciones, etc. Pero para mí la justificación más grande es desde el punto de vista del crecimiento personal. Después, cuando el pibe sabe un montón de cosas, se da cuenta en qué las puede utilizar. Pero si no las sabe se encontrará ante una situación práctica sin herramientas para resolverla. Y ya no estoy hablando de astronomía, sino de cualquier ciencia.

-¿Es posible entonces decir que más que enseñar astronomía, matemática, física o computación, estás intentando enseñar a pensar?
-Vos los dijsite: intentando. Porque yo tengo muchas limitaciones como docente. Mi formación es científico-técnica. Tengo una parte nata, pero no estoy formado pedagógicamente. Esa falencia hace que me centre más en alguna metodología que yo recibí siendo alumno y me parecieron buenas para los chicos. No sólo la educación es absolutamente dinámica, sino que además está encajonada. ¿En qué sentido? Yo creo que a todo el mundo le gustaría ser docente si los chicos se portasen bien, si las condiciones edilicias fueran las ideales, si los medios para enseñar fueran totales, si el tiempo para preparar la clase y evaluar fueran los necesarios, si uno tuviera un ayudante, si los chicos no tuvieran que usar uniforme, no tuviesen que cumplir horarios, no sonara el timbre, no hubiese que poner notas...Ante todas esas situaciones yo creo que sería docente mucha gente y con una felicidad absoluta.

-¿Cómo se lidia con eso?
-Justamente, se lidia.

-¿Con la conducta de los pibes?
-Bueno yo eso es algo que supe manejar. Eso puedo decir que es una de mis cualidades. Un amigo tiene un llavero que dice "Educar es amar". Y yo creo que es eso fundamentalmente. Por supuesto que uno tiene que saber. Si yo tengo respeto por el chico, ellos automáticamente te respetan. En mis veinte años de docencia aprendí que vos te parás frente al curso y el chico en ese instante te saca una radiografía y es prácticamente infalible.



-¿Y en qué se fijan los alumnos?
-Cómo te parás frente al curso. No se fijan ni en tu ropa...Yo suelo usar saco y corbata porque después voy a la facultad, pero el día que no voy de saco y corbata soy el mismo docente. El pibe detecta qué respeto le tenés. Ni siquiera se fijan tanto en si una persona sabe o no. Sino en si los respetás, si vas a atropellarlos, si tenés algún problema, si estás mirando el reloj para irte, si querés "zafar" con la clase, si preparaste la clase.

-A veces el alumno puede confundir entre el profesor "compinche" y el "exigente" y recién cuando termina se da cuenta que el último es el que quizás le dejó algo.
-Así es. El que se recuerda es que dejó algo. Y si no me dejó conocimiento de su materia, al menos me dejó una enseñanza. A veces no se trata de enseñar contenido. Cuando empecé, me mataba por terminar el programa, que las pruebas fueran perfectas, era muy estricto en ese sentido. Ahora me fijo menos en eso y más en lo que uno transmite. Y cuando uno toma conciencia de hasta qué punto uno puede modificar una vida siendo docente, a uno le debería dar escalofríos, no?

-¿Algún ejemplo?
-Un alumno de computación. Cuando empecé el taller de astronomía, él estaba en primer año, y me vino a mostrar algo. Y yo le dije: "Sí, sí, después lo vemos". Si bien yo no lo traté mal, en ese momento lo ignoré, tal vez sin darme cuenta. A pesar de eso, siguió en el taller de astronomía. Cuando fue egresado y después seguimos siendo amigos, me contó eso y me di cuenta de que un gesto, una palabra, una actitud que uno no mide, puede hacer mucho daño. Lo mismo, a la inversa. Si uno pone una mirada, en el momento preciso, al chico uno lo cambia 180 grados. Tener poder de cambio, no de decisión, de cambio, sobre vidas humanas en esa etapa tan sensible del crecimiento a mi me espanta. Ahí es donde uno tiene que tener botas de plomo. Uno no puede excederse con el lenguaje, con las actitudes. Uno no puede gritar, enojarse. Todo suena muy lindo. Pero hay que estar 40 horas dando clases con todas las limitantes que te nombré y con chicos que hormonalmente cambian demasiado de un año a otro, de un mes a otro. Y además, agreguemos, una problemática social que no es que no existía en mi tiempo, sino que estaba contenida por otro lado.

-¿Estamos hablando de drogas?
-No, no solamente. Hoy el éjido social y el contexto familiar es distinto. Antes la familia era el núcleo y eran excepcionales los casos donde estaban mal constituidas. Ahora, enseñar queda en segundo plano, hay que contenerlo afectivamente al chico, emocionalmente, en algunos casos económicamente con alguna beca. Y después está el tema de la droga. Pero hay que evitar la estigmatización: de pensar que "vos porque sos drogadicto, morocho o inmigrante no vas a llegar a nada". Hay que tener mucho cuidado con eso de pensar que como llegaste hasta acá no podés más. Eso el chico lo siente y es un retroceso.

-¿Tuviste alumnas embarazadas o chicos que van a ser padres?
-Sí, bastantes. Tengo una chica ahora que es madre hace dos años, y es brillante. Ahí viene el tema de la estigmatización. Uno piensa que porque fue madre y teóricamente "cometió un error", que por ahí no lo es, pero que socialmente se lo condena como tal, a partir de ahí pensar que no va a poder porque tiene que amamantar, cuidar al chico. No. Esta chica demostró todo lo contrario. Es cierto que tiene una buena estructura familiar que la apoya, pero fuera de eso demostró que es mucho más aplicada que muchos de sus compañeros.
He estado fundamentalmente en colegios privados, pero también en estatales y de hecho hoy trabajo en una repartición estatal, en la UTN. Uno puede hablar de diferencias económicas, de uniforme, de estructura familiar, pero el chico es igual en todos lados. Lo que cambia es el contexto.

-Hay una idea con eso, vinculada con el estudiante promedio. Es lógico pensar que si estudiaron previamente los mismos contenidos, sabrán lo mismo, que el contexto social puede ser similar. Pero, en definitiva, somos todos distintos. Algunos con mayores o menores dificultades para aprender, por ejemplo. ¿Cómo se maneja eso? ¿Se obvia y se sigue adelante o es posible detenerse más personalmente?
-Uno de los limitantes, además de que la educación está encorcetada en horarios, planificaciones, años, ciclos, una estructura difícil de romper y que, por otro lado algún marco tenés que tener como referencia, además de todo eso está el limitante del número de alumnos. Los teóricos hablan de...cinco, seis. A mí me conformaría darle clase a veinte. Entonces yo podría hacer una educación personalizada. Con cuarenta es imposible. Aún así, con tiempo, con tutelaje, pero también con otros recursos como dividir el curso por niveles, hay posibilidades, pero en el contexto actual hay dos opciones: seguimos adelante o nivelamos para abajo. Yo intento todos los años dar un cuarto de vuelta más al tornillo, exigir un poco más. Todavía me encuentro con una muy buena respuesta de los chicos. Una de las cuestiones fundamentales es la motivación. Se puede motivar desde la clase o fuera de clase. Es mucho más fácil lo segundo, porque el chico no está rígido. Ahí están los divulgadores, los que hacen talleres, los que vienen de afuera. Ahí todo es bárbaro. Pero cuando tenés a los cuarenta pibes sentaditos, tratando de que hagan silencio y que entiendan al menos un concepto todos, ahí se te vuelve difícil. Una de las cosas que aprendí es a recortar contenido. La educación enciclopedista no dio el resultado que se esperaba. Mejoró la cultura general de la sociedad, pero se están viendo los efectos nocivos de esa educación.

-Enseñás astronomía. En dos colegios. A la mañana y a la tarde. ¿Cómo podés enseñar astronomía sin mirar el cielo?
-Es como dijo Konstantin Tsiolkovsky: "Hay que fomentar la imaginación". Yo puedo tener recursos: videos, maquetas, mirar al Sol de día. Pero intento fomentar el hecho de que se imaginen y hacer lo que los alemanes llamaban "experimentos mentales". Por ejemplo, el otro día consideramos que el aula era nuestra nave espacial. ¿Qué condiciones debería reunir este ambiente para viajar al espacio? Uso también la parte multimedia, pero uno tiene que ir más allá de los recursos. Uno debería poder enseñar física con un piolín y una piedra. También estoy usando juegos, algunos inspirados en la NASA, tipo juego de la Oca o trivias. Y algunos que se me ocurrieron a mí, como tener una serie de fotografías y ordenarlas en un eje cartesiano en función del tamaño y la distancia.



En el libro VII de La República, Platón nos trae el jugoso diálogo entre Sócrates y Glaucón sobre la importancia de la astronomía: obliga al alma a mirar a lo alto. No por los detalles. La verdadera enseñanza no está en quedarse con la belleza y el orden, sino en entrever lo que hay de fondo, en la velocidad y los movimientos de los astros. Que la educación, en astronomía y en las ciencias en general, sea algo más que una colección de datos, que permita ir más allá del mero utilitarismo o practicidad del conocimiento es, quizás, una utopía. Pero como parece haber dicho Tsiolkovsky: "Los imposibles de hoy serán posibles mañana".


Aplauso, medalla y beso
Pablo González fue el profesor tutor de Agustín Girola y Federico Duca quienes, por la Escuela Técnica ORT - Sede Almagro obtuvieron el primer y segundo puesto, respectivamente, en la Olimpíada Argentina de Astronomía 2010 en el Nivel 1.
Agustín y Federico con sus medalles, junto a Pablo González. Crédito: P. González. Ver Proyecto13.Astronomía.


2º ENCUENTRO DE JÓVENES ASTRÓNOMOS
28, 29 Y 30 DE OCTUBRE DE 2011
Buenos Aires - ARGENTINA
Desde que escribí aquí originalmente sobre este encuentro hasta la fecha, el programa se ha ampliado con una oferta más que interesante. Charlas y Talleres con la intervención de destacados científicos en astronomía y astronáutica. Lanzar cohetes, observar el cielo, didáctica para docentes, conocer las novedades científicas de primera mano, son algunos de los atractivos de este encuentro.
Se realiza durante tres jornadas, con alojamiento y comidas incluido, en la Casa San José, Ruta 2 Km. 42,800 - La Plata - Pcia. de Buenos Aires.

Las vacantes son limitadas y está a punto de cerrar. La participación tiene un costo económico, pero es posible, en caso de ser necesario, pedir alguna ayuda/beca. Recomiendo visitar el sitio del 2º EJA y ver allí los detalles. En caso de tener alguna duda o requerir más información es posible consultarlo a Pablo.


Fuentes y links relacionados



Sobre las imágenes

  • Imagen inicial: Combinación de foto de Pablo González (Crédito: P. González) y la Vía Láctea (Crédito: Larry Landolfi).


Etiquetas:
-

No hay comentarios.:

Publicar un comentario