El observatorio, que verá el cielo en ultravioleta, se pondrá en órbita en 2012
Vía El País
ALICIA RIVERA
España y Rusia han firmado esta semana un acuerdo para desarrollar un telescopio espacial ultravioleta que podría ser puesto en órbita en 2012. El proyecto, denominado Observatorio Espacial Mundial (WSO, en sus siglas inglesas), viene a cubrir un hueco de la astronomía internacional en el que las grandes agencias espaciales no tienen planes de poner en marcha nuevas misiones. El WSO es una idea propuesta hace unos años en torno a la que se han ido haciendo estudios de viabilidad en varios países que ahora fraguan con el primer acuerdo formal del proyecto.
Alemania, Italia, China y Suráfrica están negociando su participación en la misión y se espera su entrada formal en breve. El coste total del telescopio estará en torno a los 300 millones de euros, según fuentes del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI). Este organismo del Ministerio de Industria dirige la actividad espacial y ha firmado el convenio para la misión con la Agencia Espacial Rusa, Roscosmos. De esa cantidad total, unos 100 millones serían para el lanzamiento y operación del satélite, unos 150 para hacer la plataforma espacial y el telescopio y otros 50 para instrumentación.
La contribución de España a la construcción del satélite rondará el 15%, a lo que se añadirá más adelante la financiación a la comunidad científica española para desarrollar instrumentos del WSO, con cargo al Programa Nacional del Espacio. El WSO tendrá un espejo de 1,7 metros de diámetro, así que será un observatorio espacial de considerable tamaño, y tendrá tanto una cámara como equipos de espectrometría para hacer análisis de la luz de los astros.
Actualmente sólo hay en órbita un detector del rango de ultravioleta (el Fuse estadounidense, dedicado a espectrometría). El telescopio espacial Hubble ha observado también algo en ultravioleta, pero ahora está volcado en el infrarrojo. Desde que dejó de funcionar, en 1996, el más fructífero telescopio ultravioleta que ha existido, el IUE, no hay en el espacio un instrumento de específico de esta longitud de onda equiparable y las agencias espaciales no tienen en cartera ninguna misión así. Por esto, España, Rusia y los otros países han visto la oportunidad en el WSO para cubrir ese hueco del ultravioleta desarrollando un instrumento avanzado.
Los astros y los fenómenos celestes emiten en todas las longitudes de onda del espectro electromagnético, desde radio y microondas hasta los energéticos rayos gamma, pasando la luz visible que es la única que los ojos humanos ven. Pero la atmósfera terrestre absorbe gran parte de las radiaciones: afortunadamente para los seres vivos no llega a la superficie del planeta la radiación gamma ni los rayos X, ni apenas el ultravioleta -tampoco casi los intrarrojos-. Y, como los astrónomos necesitan ver el cielo en todo el espectro, tienen que colocar telescopios en el espacio cuando se ocupan de fenómenos que emiten sólo, o preferentemente, en las longitudes de onda interceptadas por el aire.
Las nubes de gas caliente de la galaxia o las estrellas gigantes son objetivos obvios del WSO, así como otros muchos fenómenos de alta temperatura. Los científicos incluso quieren presenciar en estrellas cercanas a la Tierra la actividad que se observa en el Sol.
En el ámbito espacial se considera que un telescopio como el WSO, aún suponiendo un reto tecnológico importante, puede ser abordado por programas nacionales o en colaboraciones de varios países, sin que sea imprescindible la intervención de las grandes agencias.
Para España, además del interés de la comunidad científica (con grandes especialistas formados y entrenados en el histórico IUE), el nuevo observatorio atrae a la industria espacial, que se encargará del llamado segmento de tierra (el centro control y los sistemas de operación del satélite). También aportará algunos equipos del telescopio y sistemas electrónicos y de procesamiento de datos.
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