T.E.L: 8 min. 26 seg.
Se habla de la posible clonación de un mamut. ¿Hay riesgos en eso? ¿Hasta dónde debe llegar la ciencia? ¿Se pueden imponer límites?
Recientemente se difundió la posibilidad de que científicos japoneses y rusos puedan clonar un mamut. Al margen de que esto sea viable en la actualidad, es verosímil que ocurra en el futuro. ¿Tiene riesgos hacer una clonación de este tipo? Es inevitable la referencia con Parque Jurásico, novela de Michael Crichton llevada al cine. Allí un grupo de científicos obtiene el ADN de mosquitos que picaban a los dinosaurios y tenían, pues, su sangre, que quedaron atrapados en ámbar. Con tecnología avanzada logran extraer el ADN y completarlo con material genético de ranas para crear "dinosaurios". ¿Vivos? Sí, vivitos y coleando. Y allí, el personaje de Jeff Goldblum, señala el potencial riesgo de esa aventura genética, incluso con la precaución científica de que todos los ejemplares clonados son hembras. La vida se abre camino. Y así ocurre en la película (de manera extraordinariamente rápida) y los dinosaurios pueden reproducirse. Otra "precaución" que podríamos hallar en ese relato fílmico es que los animales están enjaulados y aislados (en una isla justamente).
Otro ejemplo, también de las novelas y cine de ciencia ficción es El planeta de los simios. Recientemente se estrenó una precuela que narra cómo se habría generado todo. Nuevamente hay un laboratorio y precauciones insuficientes.
En vista de este panorama hay grupos de personas que se quejan del avance científico des-controlado. Razones no faltan. En la vida real el ejemplo paradigmático es el uso de la energía atómica-nuclear y sus consecuencias en Hiroshima-Nagasaki y Chernovyl. También hay otras armas letales, bioquímicas, surgidas del conocimiento científico moderno.
¿Qué pensar ante este escenario actual -que podría resultar aún peor en el futuro- del avance de las ciencias?
Se me ocurre que habrá personas que directamente pidan prohibir ciertas prácticas científicas basándose en que las precauciones nunca son suficientes.
Pero, ¿cuáles serían las consecuencias de prohibir?
En nuestra vida cotidiana nos encontramos con situaciones que podrían parangonarse a las mencionadas antes, que no forman parte de nuestra vida diaria, a menos que seamos científicos trabajando en determinadas cuestiones.
Lidiamos con cosas similares en salud, seguridad, comunicación, internet.
Mejor prevenir que curar
Hay sustancias y actividades que dañan la salud. Por ejemplo el tabaquismo. En muchos países del mundo ha surgido con fuerza una conciencia social al respecto y se avanzó en leyes que restringen el fumar en lugares públicos. Es lógico que así sea fundamentalmente porque una actividad individual daña a terceros. No se prohibe al fumador que continúe con su actividad, incluso sabiendo que le daña, pero sí se restringe esa actividad pública para impedir que quien no fuma sea afectado.
Pero ¿y si se prohibiera el fumar directamente? Si eso ocurriera se vulnerarían libertades individuales. Ahí hay una frontera moral. Esa moral es un conjunto de normas que fuimos construyendo. ¿Será la moral futura distinta de la actual? Quizás, el porvenir nos encuentre con sociedades que no vean malo avanzar sobre libertades individuales en pos de lograr una mejor calidad de vida...incluso de quien no lo desea.
Tenemos la "restricción del salero". Actualmente debe llevarse a la mesa de los comensales, en restaurantes, sólo si se pide. Comer con demasiada sal hace mal al individuo sin daño a terceros. (Es posible argumentar que el daño individual genera mayores gastos en el sistema de salud público, argumento que también podría utilizarse para casi cualquier cosa: cuidado).
Pero además hay otra cuestión: ¿Se puede prohibir? Es decir, ¿se logra que una actividad no se desarrolle más sólo con prohibirlo legal y socialmente? La respuesta es clara: no. Ejemplos sobran.
Arriba las manos
Tomemos el caso de la seguridad. Existe un conjunto de leyes que castigan una actividad, como el homicidio y el robo. En ese sentido, las prohiben. Pero vemos muertes y asaltos todos los días. La prohibición no es efectiva. No intento con esto desvalorizar las leyes y castigos. Sólo pongo los pies en la tierra para evaluar si el prohibir "prohibe". Y no lo hace. Restringe. Si no se castigara legalmente el robar, es posible que más gente robara. El potencial castigo amedrenta a potenciales ladrones que evalúan que es peor robar que no tener algo. Regla de la cantidad mínima, según Foucault. (#1)
Descargas comunes
Empero, internet y el mundo digital nos puso frente a nuevos dilemas. En la actualidad hay material que tiene derecho de autor y una forma de distribuirse comercialmente. Se puede vulnerar la necesidad de pagar por un objeto de software y se lo puede distribuir por la web. Sí hay algunas sanciones, especialmente a aquellos que realizan estas tareas masivamente. Pero el usuario común puede descargar un programa "crackeado", es decir, un software que sólo se podría usar si se paga, de lo contrario no funciona, pero que ha sido vulnerado por quienes saben de programación y permite "romper" esa traba. Es ilegal, pero el usuario común al descargar un programa "pirata" no escuchará sirenas de la policía. No se entera nadie. Y hay además alguna complicidad social: todo el mundo lo hace. Quizás aquí vale la Regla de la certidumbre absoluta.(#1)
Eso no se dice
En la comunicación también hay posibilidad de daño. Es posible realizar anuncios exagerados que ponen a una parte de la población en alerta, cosa que sabemos desde aquella transmisión radial de La guerra de los mundos de Orson Welles. Hay otras formas de daño: desde el anuncio de quiebre de un banco (que si es ficticio podría volverse real) hasta diversas maneras de discriminar. Para eso existen actualmente medidas preventivas y legislación coercitiva. Pero avanzar en el contenido es un riesgo también para la libertad de expresión.
Suposición: Un medio de comunicación publica cosas que a un gobierno no le gustan. El gobierno lo prohibe argumentando que lo publicado es mentira y "altera el orden público". Para no ir muy lejos: algunos medios de comunicación en Argentina alertaron en los últimos días de la posible falta de combustible. La reacción del público no es difícil de adivinar: si hay un fin de semana largo y quiero viajar, no me puede faltar nafta. Por las dudas a que falte (surgido de la lectura de los diarios) se carga combustible, incluso por demás. Ergo, ante la mayor demanda, sí es posible que falte algo de nafta. Hay situaciones similares cuando se previene desde los medios que podría faltar dinero en los cajeros automáticos.
¿Habría que prohibir esa publicación? No. Primero porque de hacerlo sólo será una restricción parcial. Surgirán otros medios que dirán lo mismo. La actividad humana es imparable, como el agua y la luz.
En segundo lugar porque habría que probar que se mintió adrede. Y eso será muy difícil porque posiblemente haya faltado algo de combustible en realidad. ¿Cómo probar que esa carencia surgió por culpa de una comunicación al incrementar de golpe la demanda? Regla de la Verdad común (versus método inquisitorial al que a veces parece querer volverse...)(#1)
Veamos otro caso: Hace varios años muchos medios de comunicación se hicieron eco de una presunta venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia. Hace un mes se conoció la (más que llamativa) absolución a los implicados. ¿Mintieron esos medios? ¿Habría que haberlos prohibido? Quizás el lector concuerde que allí los medios no mintieron y que la absolución se da por los indeseables vericuetos legales.
Es posible que los medios causen daño y también es posible que digan lo que no gusta.
Hay formas de restringir que son más sutiles o indirectas. Así como a Al Capone se lo encarceló por una cuestión impositiva, cuando las razones reales eran otras, a veces se combate a los medios de comunicación de manera indirecta para intentar ocultar la intolerancia a las críticas.
Distinta es la cuestión cuando lo que peligra es la vida de una persona o un conjunto. Hay publicaciones que recomiendan dietas que podrían ser perjudiciales. En EE.UU. hay todo un movimiento en contra de las vacunas.
Pero esto no se combate con prohibiciones, sino con educación y divulgación. Sería conveniente que se contara mejor cómo finalizó su vida el "genio" de Steve Jobs y veremos el riesgo de "pensar distinto".
Poniendo ¿orden?
Si las prohibiciones no son efectivas, ¿habría que prohibirlas?
No tiene sentido prohibir si lo que se intenta es acabar definitivamente con una práctica. Pero si los objetivos no son esos, absolutistas, entonces las prohibiciones pueden ser consideradas efectivas. Restringen una conducta, limitando el daño potencial. Desde los semáforos hasta la falsificación de dinero convivimos con regímenes que son coercitivos sin alarmarnos. Pero en algunos aspectos sí nos ponemos en guardia. Cuando los Estados actúan en nombre del "Orden" se nos eriza la piel porque sabemos que se ha usado esa palabra para ocultar otras intenciones distintas al bien común.
Todos queremos orden en nuestras vidas. Por ejemplo, queremos transitar libremente por las calles. Pero hay quienes se ven necesitados de reclamar y nos dificultan el libre tránsito. Cuando un Estado intenta imponer allí un orden, muchas veces lo hace en un solo sentido: permitir que el ciudadano circule, impidiendo la protesta. El bien común no se logró allí porque el reclamo persiste y puede estar muy bien fundado. En nombre del Orden, un Estado puede acallar a quienes tienen algo que reclamar o esconder a quienes tienen menos recursos.
Queda claro entonces que en nuestra vida cotidiana nos topamos con esta dualidad entre contener los riesgos y la posibilidad de que las prohibiciones, además de no ser 100% efectivas, tengan otras intenciones y vulneren alguna libertad individual.
Pero, paralelamente, nos damos cuenta que ciertas restricciones sí permiten "ordenar" nuestras vidas y organizar derechos que a veces colisionan. Estos métodos coercitivos castigan ciertas conductas, pero no pueden detenerlas por completo. Aunque es mejor que esas actividades sean menos masivas porque el potencial daño será menor, menos extenso. No queremos vivir en anarquía, pero tampoco toleramos ciertas imposiciones.
En la ciencia no pasa algo distinto. No tendría sentir prohibir si pretendiéramos que una actividad no se desarrolle en lo absoluto. Es inevitable que se avance en la clonación de animales, órganos. Incluso en el implante de chips que nos terminarán convirtiendo en "androides". Es inevitable, pero ¿debemos quedarnos cruzados de brazos?
No. En principio sí es posible imaginar sistemas restrictivos. A pesar de Fukushima y el imaginario popular, hay formas de minimizar los daños de la energía nuclear. No los evitan por completo, ciertamente, pero los disminuyen. A Greenpeace no le gustará la energía nuclear y ha intentado probar que las centrales son vulnerables, al ingresar personal no autorizado. Pues intenten imponerle una prohibición a Irán, como hacen actualmente los países aliados, y verán que, o no lo logran o, si hay imposición, hay guerra. No sé si es peor el remedio que la enfermedad.
¿Estamos viendo fantasmas?
A veces los supuestos riesgos parecen exagerados. Sin embargo una única excepción podría generar múltiples consecuencias gravísimas. Lo que no debe perderse de vista es que, en parte, el avance científico posibilitará un mayor control coercitivo. A veces será para mejor: actualmente vemos con naturalidad anestesiante que se "pierdan" personas, como María Cash. Quizás se quiera ocultar, pero hay una familia desesperada. ¿Cómo es posible que nadie la vea? En el futuro habrá aún más cantidad de videovigilancia, incluso quizás chips de rastreo en nuestro cuerpo, como ya existen de hecho de uso en mascotas. Esto, al mismo tiempo, tiene su obvio costado negativo de exposición de nuestra vida privada.
Es posible que en años se pueda popularizar la secuenciación del genoma, lo que generará un sinfín de consecuencias con aires discriminativos. Pero también posibilitará el tratamiento anticipado de problemas de salud.
El avance podrá generar una mejor calidad de vida y ser peligroso al mismo tiempo. Los fantasmas no existen, pero en estos temas, que los hay, los hay.
Existen muchos protocolos científicos en el manejo de ciertas sustancias y algunas prácticas. Quizás esas normativas deban aggiornarse más rápido de lo habitual, a la par del avance tecnológico.
Pero es fundamental que haya un debate social al respecto: filósofos, sociólogos, historiadores, científicos de exactas y naturales, funcionarios, comunicadores.
Hay que considerar además escenarios más complejos. Entre los distintos actores de la comunicación, la ciencia y los gobiernos hay conflictos de interés, simbiosis espúreas y un conjunto de sesgos no siempre visibles.
La visión que explayo aquí es un tanto simplista porque no he avanzado en otros aspectos como "la vigilancia" y el tema económico. El dinero es la palanca del mundo, desgraciadamente. Quizás por eso se habla tanto de "apalancamiento".
Fuentes y links relacionados
- Nota #1: De Vigilar y Castigar, Michel Foucault.
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Me parece fascinante clonar un mamut; tan fascinante que reconozco que la cuestión ética, en este caso concreto, no me preocupa. Somos naturaleza; nuestra ciencia és una consecuencia de la propia naturaleza, por ello lo que hagamos no irá contra la naturaleza, aunque no es imposible que podamos hacer algo que nos perjudique. En la naturaleza hay fenómenos que pueden perjudicar a algunos organismos algunas veces y a otros organismos otras veces.
ResponderBorrarEl límite lo podría en la "empatía". Cabría hacerse la pregunta: ¿quién saldrà perjudicado y de que forma si hago tal o cual experimento? En el caso del mamut, nadie sale perjudicado. En el caso de la creación de un embrión híbrido entre humano y perro (por decir algo) saldría perjudicado el ser saliente, que no sabría qué o quién es; en este caso, y en casos similares, habría que oponerse; en el caso del mamut creo que no.
Jeremías: la idea no era pensar el caso puntual del mamut, sino en general y más allá de lo inmediato. ¿Cómo llegaste a la conclusión de que clonar un mamut no tendría consecuencias negativas? Fijate: vos pensás así. En otra parte del mundo otra persona piensa igual. Y luego otra. Cada una clona 1 mamut "sin consecuencias negativas", pero al final tengo 10, 100, 1000. El panorama más general impulsado por el hecho particular ya no es el mismo. ¿Y si luego los mamuts se reproducen con elefantas?
ResponderBorrarUna persona necesita un rinón u otro órgano. Lo puedo hacer en el laboratorio. ¿Hay alguna consecuencia negativa? Quizás pensemos que no. Ahora eso conlleva a desarrollar una técnica que no se detendrá. Ante muchas enfermedades que hoy nos asolan, tendremos "repuestos". Es posible inferir que viviríamos más que en la actualidad. Sigamos pensando así, a través de consecuencias puntuales aparentemente "no negativas" y quizás nos volvamos inmortales (o vivamos cinco veces más que ahora). ¿Ese panorama más general también tiene consecuencias "no negativas" o podríamos decir algo más?
Lo que digo es que finalmente, aunque se intente detener el avance, no se podrá, porque es innevitable. Sí, en cambio, es posible restringir ciertas prácticas para que no se popularicen con facilidad (pongamos la manipulación de nucleones). Pero como efectivamente van a existir perjuicios a corto y más aún a largo plazo que no son claramente visibles en lo inmediato es que además hace falta pensar. A fondo. A largo plazo. Fue justamente por pensar a corto plazo que llegamos al punto actual. ¿Es imposible la tarea? Es extremadamente difícil, pero habría que intentarlo. Prevenir no ya con sólo con restricciones, sino prevenir en el sentido de prever el porvenir. Siempre habrá consecuencias impensadas. Habrá más si no nos detenemos a pensar nada o lo hacemos ligeramente.
La proliferación de armas (nucleares sobre todo) se basó, entre otras razones, en que serían "preventivas". Hacer un arma no es dispararla. Hacerla no es "negativo". Los demás países fueron pensando igual y el panorama ya fue diferente. Los protocolos, normalmente, surgen después. ¿Es imposible pensar en lo que vendrá, en hacia dónde estamos yendo?