Al calor de las palabras: Canícula

T.E.L: 6 min.

¿Qué es la canícula? ¿Cuáles pueden ser los diferentes usos que podemos darle a esta palabra? A partir de este concepto, ¿es posible pensar nuevos conceptos?

Cuando era adolescente-joven, es decir, antes de internet, podíamos retirar prestado un libro de una biblioteca o club de lectores. Si pasado un cierto tiempo no devolvíamos el libro, nos llamaban por teléfono o nos mandaban una carta. A mi me daba vergüenza que eso llegara a pasar y las pocas veces que me llevé un libro a casa lo devolvía con tanta rapidez que en realidad no lo leía, sino que lo "hojeaba".
Internet y los medios electrónicos no han cambiado mucho las cosas. Leemos en internet como yo leía esos libros: "hojeamos".

Hace unos años, en un blog (creo que en el blog de Guillermo Abramson), leí sobre la palabra "canícula" como quien atesora un dato inútil ^[1]. Digo que fue un dato inservible, no por crítica a aquel blog, sino porque en definitiva yo no usé nunca la palabra desde entonces.

Más o menos por aquel tiempo, una persona me prestó un libro que, por lo dicho antes, lo devolví a la velocidad del rayo, sin haberlo leído "de verdad". Verán enseguida la relación existente, curiosa, entre tal libro y la palabra en cuestión.

Desde diciembre me embarqué en la relectura de ese mismo libro y me topé con lo insospechado. Se trata de "El hombre que amaba a los perros", de Leonardo Padura. Al final del libro se usa la palabra canícula que, como veremos a continuación, tiene relación con la palabra "perro" y no por el título de esa novela histórica.

La palabra canícula hace referencia al período de mayor calor en una región. Es por tanto un término relativo, fuertemente basado en el hemisferio norte. La palabra tiene como origen etimológico a la palabra "can", que significa "perro".

Tal origen es seudo-astronómico (o astronómico antiguo): en la constelación del Can Mayor, la estrella más brillante (y la de todo el cielo, excepto el Sol) es Sirio. En la antigüedad, el "orto helíaco" de la estrella coincidía con "el período de mayor calor" en el hemisferio norte ^[2].

El concepto de "orto" en astronomía refiere a la "salida" de un astro sobre el horizonte. El concepto de "orto helíaco" surge de allí, pero es más específico ^[3].

Este concepto también es relativo, como puede observarse en un applet o script desarrollado por la University of Nebraska-Lincoln y cuyas capturas de pantalla podemos ver a continuación:

En la primera imagen vemos la salida de Sirio tomando una latitud norte-media. En la siguiente imagen, para la misma fecha, la salida de la estrella será diferente ya que la latitud es distinta, aunque siga siendo en el mismo hemisferio ^[4].

Digamos además que el "período de máximo calor" puede relacionarse con la estación del verano, pero el inicio del verano no es lo mismo que el máximo del verano. El "período de máximo calor", en cambio, bien podría considerarse como el máximo del verano, quizás su cúspide o punto medio. Si el verano austral empieza en diciembre, el punto de máximo calor (la canícula) sería en enero-febrero. Si el verano boreal inicia en junio, la canícula sería en julio-agosto.

Hace algunos milenios, el período canicular en el norte coincidía con el orto helíaco de Sirio, aproximadamente el 22 de junio.

Por tanto, la canícula o período canicular es un concepto válido para el hemisferio norte, en su origen etimológico. Es por esto que es difícil encontrar un uso del vocablo en latitudes del sur, salvo por la lectura de novelas cuya trama se desarrolla en el norte, como en "El hombre que amaba a los perros". Dice Padura en su novela:

"El hotel Moscú era un símbolo de un pasado todavía vivo, como los dos hombres que, gracias a las altas insignias, penetraron en el bar refrigerado que los liberaba de la canícula moscovita." ^[5]

Como se verá el término "canícula" podría sustituirse por "calor agobiante" y, por tanto, es ya un uso de la palabra que es ajeno a su origen seudo-astronómico, sin relación con la época del año o la posición de Sirio.

Esto es muy valioso en los idiomas y lenguajes: darle nuevos sentidos a las palabras, transgredir sus fronteras iniciales, expandir sus sentidos: canícula podría referir a un período de "mayor fricción" en una reunión (por ejemplo cuando los jugadores de fútbol se trenzan en disputas a los golpes, como lamentablemente vemos recurrentemente en estas latitudes y también en otras, la canícula del partido). Paradójicamente, a esas situaciones también las llamamos "álgidas".

A veces se habla de un "veranito" en referencia a varios días de calor que pueden darse en otras estaciones que no son el verano, como el invierno. Es decir, un "período canicular" en cualquier momento del año.

Así, la palabra que hasta ahora ha sido usada casi exclusivamente en el norte, podría ampliar su uso. Por ejemplo, en Buenos Aires, por estas fechas, estamos pasando una canícula terrible. ¡Y no sólo por la temperatura, sino por el alza de las tarifas eléctricas!

HAY QUE PASAR EL INVIERNO
"Hay que pasar el invierno" es una lamentable frase que tiene su historia en hechos de la política de Argentina de algunas décadas atrás (Alsogaray, Gobierno de Frondizi, discurso de 1959). Pero si la canícula está referida a los períodos de calor y por tanto al verano (aunque he mostrado que no exclusivamente), entonces ¿cómo llamar a los períodos de menos calor (o más frío)?

Una posibilidad sería considerar a tales períodos como "anti-caniculares", como si fuera su exacto opuesto. Veremos luego porqué eso no sería del todo así.

Sin embargo, hay otra posibilidad: según Wikipedia, el orto helíaco de Sirio, actualmente, desde el Trópico de Cáncer (latitud baja del hemisferio norte), sería el 25 de julio.

Lo contrario, entonces, podría darse considerando una estrella cuya "salida helíaca" fuese con seis meses de diferencia, por ejemplo, Vega, en Lira. En cuyo caso, podríamos plantear un nuevo concepto: la lirícula.

La lirícula o anti-canícula, sin embargo, podría no ser el exacto opuesto.

EL TIEMPO DE LOS TIBIOS
Si consideramos que la canícula y su aparente opuesto (lirícula o anti-canícula) tienen algo en común, entonces, el opuesto sería otra cosa. El verano y el invierno implican temperaturas extremas. Lo contrario sería los tiempos de temperaturas medias. ¿Cómo podríamos llamar a tales períodos?

Si verano e invierno están asociados a los solsticios (de junio y diciembre), las temperaturas medias están relacionadas con la primavera y el otoño, es decir, los equinoccios (de marzo y septiembre).

Podríamos buscar estrellas cuyo orto helíaco coincida con esos dos meses, en cuyo caso tendríamos dos conceptos nuevos, o bien podríamos buscar un concepto para ambos, en tanto no son tan distintos entre sí, como sí lo son el verano e invierno.

Se me ocurre proponer el concepto de "cetícula". Ceti, genitivo de Cetus, la ballena o monstruo marino, que es una de las constelaciones que forma una región de "agua" en el cielo, junto a Acuario y Piscis.

Las ballenas, aunque mamíferos, comparten un comportamiento con las aves: la migración. Migran en invierno hacia aguas cálidas.

Además, Cetus bien podría considerarse una constelación "especial" por atravesar un poquito la eclíptica y por tanto, ser una constelación zodiacal, en marzo, cuando el Sol la "atraviesa" (como se ve en la imagen simulada anterior).

A Carl Sagan le gustaban las ballenas. Quizás a alguien se le ocurra narrar su vida como "El hombre que amaba a las ballenas". De ahí a poner la imagen de un cetáceo en los billetes de la moneda nacional, hay un trecho ^[6]. La historia la hacemos las personas y sociedades. No debiéramos confundir el canto de las ballenas con el de las sirenas que, según la mitología, embobaban a los marineros.

Los períodos de tibieza no existirían si no fuera porque también existen los de temperaturas máximas y viceversa. Lo uno forja a su contrario. Pero no nos confundamos: incluso en la naturaleza, los períodos de "equilibrio" son un tanto mentirosos y pasajeros. El fenómeno del Niño, los cambios climáticos (naturales y antropocéntricos) desdibujan las estaciones.

¿HACE FALTA CREAR PALABRAS NUEVAS?
No lo sé. ¿Hace falta la palabra "running"? Las palabras y las cosas sólo tienen valor en tanto sean usadas y son usadas sólo si tienen alguna utilidad. ¿Cuánta utilidad ha tenido hasta ahora la palabra "canícula", aunque figure en el DRAE?
Quizás no haya tenido un vasto uso por desconocida o porque cuando sí la conocimos le dimos un único sentido hemisférico. Ampliar su sentido a otros, quizás nos permita sumarle uso a una palabra ya creada y si así fuera, entonces tendría su lógica la creación de nuevos conceptos.
No toda palabra posee antónimo. Pero algunas parecen requerirlo: los antónimos recíprocos en los que la existencia de uno requiere al contrario: verano-invierno, día-noche. En tal sentido, parece existir una reciprocidad necesaria para "canícula".

Pensar estas "palabras astronómicas" es, también, pensar la realidad en una mayor extensión.

Fuentes y enlaces relacionados