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8/12/16 - DJ:

Miseria de la ciencia

T.E.L: 7 min.

Reflexiones sobre declaraciones del ministro de ciencia en Argentina.



Según señalan varios medios de comunicación, Lino Barañao, Ministro de Ciencia y Tecnología, al ser consultado sobre el recorte en el número de investigadores ingresantes a CONICET dijo: “no hay ningún país que con un 30 por ciento de pobreza, esté aumentando el número de investigadores como lo está haciendo la Argentina” [1].

Más allá de otros aspectos de las declaraciones del Ministro obtenidas por la prensa, quisiera detenerme a pensar sobre la frase citada arriba.

1-CIENCIA Y DESARROLLO
Quiero contar una breve anécdota y un pensamiento que tuve al respecto hace un par de años al entrevistar a un reconocido astrónomo argentino. Le pregunté por qué era necesaria la ciencia. Me respondió (palabras más, palabras menos) que a mayor inversión en I+D, mayor era el desarrollo de los países, como podía verificarse en las estadísticas de los llamados países del "primer mundo".

Aunque haya una corroboración estadística, cabría preguntarse en qué medida la investigación en astronomía (agujeros negros, fusiones de galaxias, medio interestelar, binarias, variables, supernovas, etc) podría generar mayor "desarrollo" en un país. Cabría preguntarse a qué se le llama "desarrollo".

2-GASTO E INVERSIÓN
En anteriores declaraciones, el ministro Baraño indicó que para él la ciencia es una inversión y no un gasto [2].
Hace algún tiempo, para un mes de marzo justo antes de iniciarse las clases, escuché en un informe televisivo, a un dueño de librería decir a los padres de los alumnos que aunque el costo de los útiles escolares sea un poco más caro que el año anterior, la educación era una inversión y no un gasto.

Desde el punto de vista semiótico, todas las palabras admiten varios sentidos. De ninguna manera diré aquí que tal palabra significa esto y no aquello por motivos caprichosos.
Empero, en el habla cotidiana, cuando vamos a hacer las compras al mercado, decimos que "gastamos" dinero. En cambio, un empresario que compra una acción en el mercado bursátil dirá que está haciendo una inversión. Es difícil encontrar que en usos como estos se usen los verbos de manera diferente.
Es decir: supermercado->gasto; acciones bursátiles->inversión.

Nadie negará que, si lo que compramos en el mercado es, por ejemplo, alimento, entonces compramos algo que es NECESARIO, y que la mayoría de las personas obtienen el dinero trabajando.

En cambio, cuando se compra una acción a $100 y se la vende tres meses después cuando vale $150, se obtiene una GANANCIA de $50 SIN TRABAJAR.

Lo primero nadie negará que es gasto (lo necesario, fruto del trabajo), así como nadie negará que lo segundo es inversión (lo innecesario, fruto de la especulación).

La realidad es más compleja porque todos hemos comprado cosas que luego nos dimos cuenta que no necesitábamos (malgasto); y habrá "inversionistas" que compran acciones que no suben, sino que bajan (mala inversión).

Por tanto, usar la palabra "gasto" sólo con un sesgo negativo y la palabra "inversión" sólo con un sesgo positivo, es cuestionable.

Se me dirá que la diferencia radica en el tiempo que pasa hasta obtener el beneficio: corto para el gasto, largo para la inversión.

Como en educación y ciencia los beneficios se obtienen a largo plazo, podría ameritarse el uso preferencial del término inversión por sobre gasto. Pero ocurre que esa preferencia parece ir acompañada de un matiz benévolo, como si gastar en lo que es necesario no lo ameritara también, y en la abstracción irreal de que toda inversión es buena (cuando puede no serlo).

Sin embargo, ¿cuán lógico y necesario sería invertir grandes cantidades de dinero para construir naves espaciales en un país con bolsones de pobreza?

Invertir (gastar a largo plazo) en algo que hoy no es necesario y que quizás (quizás no) sea necesario en el futuro mientras no se invierte en lo que es necesario ahora, ¿sería una buena o una mala inversión? Para que la pregunta no sea sólo abstracta hay que reconocer que existen otros gastos o inversiones que cabría considerar también.

Por cierto, tal y como señala Barañao, la ciencia no paga dividendos inmediatos en ningún caso porque para hacerla hace falta trabajo y lleva tiempo. Justamente porque es fruto del trabajo y no de la especulación bursátil preferiría usar el verbo gastar antes que invertir.


3-CIENCIA DE LA POBREZA
Pero esto nos pone de cara, nuevamente, a las declaraciones del Ministro. En un país con 30% de pobres ¿tiene lógica hacer astronomía (por poner un ejemplo)?
¿Tiene sentido aumentar el número de investigadores?

Como vemos, el enunciado es abstracto. Aplicado a la realidad concreta podríamos decir que sí se amerita aumentar presupuestos e ingresos de investigadores para resolver las causas de la pobreza.
Claro que, para eso, habría que CONOCER las causas de la pobreza y para conocer las causas hace falta ciencia.

Desde que el nuevo gobierno se hizo cargo del Ejecutivo y del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y se dieran a conocer los datos de pobreza, la clase política y los opinólogos de turno se han desgarrado las vestiduras por un número tan alto de pobreza en Argentina (una tercera parte de la población).

Pero ¿cómo resolver un problema cuyas causas se desconocen?
¿O acaso no se quiere lidiar con las causas, sino con los síntomas?
Los tratamientos paliativos son necesarios. Nadie quiere sufrir. Pero si lo único que hacemos es darle morfina al dolorido y no investigamos y tratamos las causas, el dolor desaparecerá un rato y volverá a aparecer en tanto las causas persistan.

4-DESARROLLO Y POBREZA
Los enunciados abstractos deben volverse concretos, como se vislumbra con aquellos que cité en el segundo punto. La mayor inversión en I+D ¿en qué sentido generan mayor desarrollo?

Los incentivos oficiales desde hace varios años a la biotecnología aplicada por ejemplo a agroquímicos está destinada a una mayor producción alimentaria que favorece económicamente a los pocos productores agropecuarios en obtener mayores dividendos con menos gasto (y, aparentemente, con consecuencias negativas para los suelos y la población como consecuencia del uso excesivo de químicos).

Es un mayor "desarrollo" para algunos. Justamente por este tipo de razones es que hay pobreza.

Tener mayores conocimientos científicos para aumentar la cantidad de cereales y oleaginosas que luego serán impagables para los consumidores locales por tener salarios miserables, lo que incluye a los peones rurales sobre-explotados, será un mayor "desarrollo" macroeconómico, pero es justamente esa connotación económica de la ciencia lo que separa a ricos de pobres.

Como si esto fuera poco, no sólo se justifican los recortes a la investigación científica en nombre de una pobreza cuyas causas no se explicitan, sino que se avala (al menos por inacción) el pago de fortunas astronómicas de deuda externa con el único fin de volver a los mercados financieros para seguir endeudándose.
Esto no es nuevo. El Gobierno anterior inició un camino similar (pago al FMI, acuerdo con CIADI y Club de París) con el mismo objetivo, truncado por el famoso fallo Griesa.

Eso sí que es inadmisible en un país con tanta pobreza. Tanto como es inadmisible la devaluación de la moneda y el poder adquisitivo, que tampoco es un procedimiento cuya patente tenga el gobierno actual, sino que es sistemático, lo cual incluye al gobierno anterior y a la gestión anterior de la misma cartera, en manos de la misma persona.

5-CIENCIA Y TRABAJO
Cómo crear mayores fuentes de trabajo debería ser la principal preocupación científica para resolver el mayor flagelo de la población (Argentina y mundial).
Cómo crear fuentes de trabajo dignas, para lo cual hay que estar en contra de toda forma de precarización como la que realiza el propio Estado en todos sus ministerios, incluido el de ciencia.

Ante todo los científicos son trabajadores. Pero el asunto no empieza y termina por la cantidad de ingresos, sino que incluye el mecanismo (poco transparente) de ingreso; la falta de estabilidad-continuidad laboral; la precarización del becariado; y la falta de una política científica integral que atienda no sólo a los problemas "del país", sino de los trabajadores.

En este punto quiero adherir a la propuesta hecha por un grupo sobre la creación de un sindicato propio, en vez de estar incluidos en los sindicatos de empleados del Estado [3].

Con un sindicato propio, los investigadores científicos tendrían una mejor herramienta para oponerse activamente a los diferentes recortes y formas de precarización que no empezaron ahora, sino que son fruto de una continuidad.

En otro escenario político podría haber ocurrido algo similar, con alguna ligera diferencia cuantitativa. Quizás el recorte habría sido algo menor (en dinero y en número de ingresantes), pero no se puede estar siempre eligiendo el "mal menor" porque siempre habrá un mal mayor para asustar.

Se trata de que los científicos tomen el toro por las astas y den un salto de calidad que empiece por entender la ciencia de otro modo. No alcanza con producir conocimiento al margen de su aplicabilidad concreta.

Tenemos el saber necesario para evitar inundaciones y anemias, pero hay inundados y desnutridos. Frente a estos males que acosan permanentemente a los más humildes, los trabajadores de la ciencia deben denunciar la falta de aplicación concreta en la realidad social de un conocimiento ya producido. Ocultando los números de pobres o aumentando artificialmente el "crecimiento" económico se tiene sólo una actitud anticientífica.

Fomentar (por acción o inacción) una leve baja del impuesto a las ganancias aplicado al salario mientras se mantiene ese tributo y cuando durante una década se hizo lo contrario no parece una actitud que se condiga con el pensamiento científico. Menos aún cuando lo que no se discute es el impuesto al valor agregado, particularmente a los alimentos y productos de primera necesidad.

Hubo en estos años una leve mejora en el salario científico, pero es ocultar el Sol con la mano obviar el hecho real y concreto que la enorme masa de asalariados del país tiene ingresos muy por debajo de una canasta básica familiar, sumado a una desocupación galopante y una profundización del trabajo indigno.

Por eso, no hace falta una "ciencia para el país", sino una ciencia para los trabajadores, los de la ciencia y todos los demás. Una ciencia contra la pobreza es mayores puestos de trabajo, no menos.

Fuentes y enlaces relacionados
[1] Barañao dice que buscan "una situación de equilibrio" en el ingreso al Conicet
http://www.telam.com.ar/notas/201612/172741-baranao-conicet-ingreso-carrera-investigador.html

[2] Barañao: "El presupuesto en tecnología es una inversión, no un gasto"
http://canal.la/23747-Baranao-El-presupuesto-en-tecnologia-es-una-inversion-no-un-gasto.html

[3] RyR: CONICET: Un ajuste más que anunciado
http://razonyrevolucion.org/conicet-un-ajuste-mas-que-anunciado/


Sobre las imágenes
Imagen inicial Instragram ConicetDialoga
Imagen 2 de http://www.bioeconomia.mincyt.gob.ar/del-laboratorio-al-mercado-2016/


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