Astrónomos, arqueólogos y las "madres de Calama" buscan el calcio de objetos distantes en el tiempo: estrellas, antepasados y desaparecidos. Apuntes sobre el documental "Nostalgia de la luz" y audio de la charla que su director dio hoy en BAFICI.
Recientemente, en la
selección multimedia 2011-10 recomendaba un film sobre del que se pueden ver algunos adelantos en Youtube: "Nostalgia de la luz".
Ayer me enteré que estaban proyectando el documental en el marco del Festival de Cine
BAFICI 2011 y que hoy sábado era la última oportunidad de verlo. Saqué mi entrada y hoy a las 15:00 estaba sentado en la enorme sala 1 (¿entran como 800 personas ahí?) del Atlas Santa Fé.
Antes del inicio se hizo presente el chileno Patricio Guzmán, director de este y otros documentales, algunos de los cuales se estuvieron dando en el festival y señaló que, tras la proyección, contestaría las preguntas que surgieran en el público.
Las luces se desvanecieron como cuando cae el Sol, y la pantalla iluminó nuestros rostros cual Luna llena para deslumbrarnos con una sensibilidad insospechada.
Es impactante ver un gran telescopio en movimiento con su mecanismo de relojería y así comienza el documental que transita por varias analogías que calan en lo más hondo del sentimiento humano.
Los astrónomos, sabemos aquí, miran el pasado. La luz de las estrellas tarda en llegarnos, a pesar de su velocidad, porque el espacio es inmenso. La luz del Sol tarda ocho minutos en arribar a la Tierra y la de la Luna, un segundo. Pero todo tarda en llegar. Todo. En la vida cotidiana no notamos eso porque la separación entre nosotros es pequeña en comparación a la velocidad de la luz. Pero existe. Vivimos literalmente en el pasado.
Los arqueólogos, por su parte, también buscan en el pasado, huellas de nuestros antecesores.
Las madres que perdieron a sus hijos, aquellos que han sido forzadamente desaparecidos durante la dictadura militar de Pinochet en Chile, también viven buscando su pasado.
En el gran Desierto de Atacama, los fabulosos telescopios, las piedras talladas por humanos hace mil años y las madres que deambulan en busca de rastros de sus hijos, los une a todos.
Estas "madres de Calama" apenas si recogen algunos huesos de sus hijos. Es tan doloroso saber que los seres humanos somos capaces de semejante atrocidad como la desaparecer a nuestros semejantes, que pensar en su muerte y entierro, su remoción y entierro en otro lugar para que no sean encontrados, es ya inhumano, innombrable.
Esos huesos, que son similares a los que permiten a los arqueólogos armar esqueletos de ballena en los museos, están hechos de calcio, como los suyos y míos. Ese mismo calcio que aparece en las líneas espectrales que los astrónomos toman gracias a los telescopios de Atacama.
Ese pasado que astrónomos y arqueólogos escudriñan para conocer más la Naturaleza es entendible. Pero el pasado que remueven las madres que perdieron a sus hijos no es entendido por una parte de la sociedad chilena. Y eso que pasa en Chile, pasa dolorosamente también en muchas otras partes del mundo. Acá lo sabemos bien.
Aunque el pasado científico de los buscadores de estrellas y ancestros es muy lejano en la escala humana, las madres de Calama sondean un pretérito mucho más cercano, de apenas décadas. Y sin embargo parece que son más aceptadas por la sociedad las primeras búsquedas y no tanto la última.
La nostalgia de la luz es esa memoria que los pueblos no debemos olvidar. Y
la memoria tiene fuerza de gravedad, como se señala al final del documental.
Sin golpes bajos, con una sensibilidad humana
a flor de lente, Guzmán conmueve con sus entrevistas a un astrónomo, un arqueólogo, madres del desierto y una astrónoma hija de desaparecidos, criada por sus abuelos. Y también dos sobrevivientes de un campo de concentración: uno que daba cursos de astronomía hasta que no lo permitieron más por temor a que se escaparan gracias a las constelaciones. Y un arquitecto que midió con pasos el lugar y luego, al salir de allí, realizó precisos dibujos del sitio.
En la oscuridad del cine uno no puede saber cómo reaccionan los demás. Pero entre las toses de otoño se oían murmullos de emoción, de tristeza, de dolor. Es que estas historias, por mucho que nos las cuenten, siempre nos dolerán hasta los huesos.
Charla de Guzmán
Patricio Guzmán agradeció los largos minutos de aplausos tras el film, algo conmovido. Y, micrófono en mano, comentó varias cosas interesantes. Para señalar algunas: que es posible que el documental se estrene en Buenos Aires, que le prometieron que darían sus películas en el Canal Encuentro, que se estrenaría en Chile este año con diez copias.
Pero también compartió algunos detalles de la realización de las entrevistas y del guión con gran humildad y sencillez. Con mi grabador pude recolectar gran parte de la charla (apenas unos segundos después de haber comenzado) y el audio está disponible ya en la web:
Desde
archive.org se puede también escuchar y descargar.
Fuentes y links relacionados
Sobre las imágenes
- Composición que contiene una imagen del póster de la película junto a dos fotografías tomadas por mí hoy en el cine Atlas Santa Fe al retirarse el director Patricio Guzmán, todavía asediado por el público.
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