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8/8/14 - DJ:

Periodismo ámbar sobre niños índigo

T.E.L: 5 min. 48 seg.

En la edición impresa de hoy, La Nación da cátedra de cómo NO hacer buen periodismo.


Se acerca el día del niño y las publicaciones necesitan crear un espacio para imprimir publicidades directas y encubiertas. La relación entre el periodismo y la búsqueda de alguna verdad es, en esos momentos, tan lejana como el tamaño de la nariz de Pinocho. Es cierto: quienes escriben en los diarios no suelen ser filósofos ni desean serlo. Y en épocas de modernidad líquida, a río revuelto, ganancia de pescador.
Entonces le damos espacio a una periodista. Debe ser mujer, preferentemente. No porque las mujeres tengan menos capacidad que los hombres, pero sí porque históricamente se les adjudicó un rol del cual muchas no quieren escapar. La comodidad es así. Como consecuencia, existen sesgos de género producidos por las propias mujeres. En la gran mayoría de las revistas femeninas se publica el horóscopo. A contramarcha, hay casi tantas mujeres como hombres en la astronomía profesional en nuestro país. Lo que indica que no es una diferencia de capacidad, sino de rol.

A Agustina Fernández, habitual redactora del suplemento Moda & Belleza, le debe gustar ser como es. Irracional, ingenua, falaz. Lo importante quizás sea para ella lo que se siente, más que lo que se piensa. Si toda la evidencia va en el sentido opuesto al sentimiento, no importa, vale la emoción. Si para algunos billetera mata galán, para otras, esoterismo vence a la ciencia.

Es que la supuesta periodista, en el suplemento del Día del Niño que publica hoy el matutino, escribe una nota titulada "La otra conexión". Veamos la bajada: "Son chicos inteligentes, muy conectados con ellos mismos, con sus pares y con el entorno. Aman el arte y la naturaleza. Te contamos cómo son los niños índigo y cristal".

Cumple con lo explicado en las academias, dado que ya sabemos de qué trata la nota: niños índigo y cristal. Estos chicos "son" inteligentes. No dice "serían", "se dice que son", "acaso".

Comienza la joven Agustina contándonos de Cloé, su hija. Y espeta: "Chloé podría ser una niña índigo. Y es cierto que más allá de que a la mayoría de los padres nuestros hijos nos resultan evolucionados y luminosos, ella cumple con casi todas las características, salvo algunas que me resultan incomprobables, como el aura azul, la capacidad de comunicarse telepáticamente o de sanar con las manos. Sin embargo, jamás lo había notado, o ni siquiera pensado, hasta que se me encargó esta nota."

Luego, nos introduce en el tema con mucha precisión:
"En 1982, la investigadora estadounidense Nancy Ann Tappe (1931-2012), parapsicóloga, autoproclamada psíquica, vidente y capaz de ver el aura (...), donde se refirió por primera vez a los niños índigo. Allí analizó patrones conductuales y evolutivos relacionados con el color del aura. (...) Y llegó a la conclusión de que muchos niños estaban naciendo con auras de color índigo hacia fines de la década de 1970 y que eso coincidía con una nueva conciencia."

Hasta aquí todo se da por sentado. La susodicha "es capaz de ver el aura". Mirá vos.


Luego de citar a supuestas expertas (siguen desfilando mujeres), dirá: Pero lo cierto es que fuera del ámbito de la Nueva Era, este fenómeno es considerado casi un mito porque carece de evidencia científica.(La negrita es mía para remarcar a qué considera un mito la periodista).
Y así lo avala la médica pediatra y especialista en psiquiatría infanto-juvenil Virginia Martínez: “En el campo de la salud mental, tanto como en la pediatría, no hay nada que avale y reconozca como entidad nosológica los niños índigo si se trabaja seriamente”.


Hago notar esto. En la bajada, la periodista no duda de la existencia de estos supuestos niños índigo y cristal.

Más adelante lanza un comentario digno del Pullitzer de la estupidez: "El tema de los niños índigo se puede tratar de manera esotérica, pseudocientífica o científica, aunque lo cierto es que los niños de la nuevas generaciones, con las características que se aplican a los niños índigo para quienes gusten o no, son más evolucionados. ¿Y no es natural que esto suceda?"

Es decir que la redactora quizás piense: el tema se puede tratar de cualquier modo, total, da igual. Que se publique en un diario es lo de menos. La comunicación no produce efecto alguno. Es inocua como la homeopatía. Pero, mientras te haga sentir feliz, todo es válido.

Para esto, la mamá de Cloé busca cómplices: (...) María de las Mercedes Etchepare, quien ha dedicado su vida a los más chiquitos, relata varias experiencias mágicas que ha vivido con sus alumnos, niños que le cuentan que juegan y hablan con seres de alas, con colores sutiles, sonidos que sólo ellos escuchan.

Y se apoya también en otra mujer, creadora de una fan page sobre el tema, quien nos desazna: "Algunos pueden ser muy extrovertidos e independientes, y otros en cambio muy introvertidos y sumamente dependientes." O sea, pueden ser de una forma o de otra. ¡Eso es evolución! Y agrega para que aprendamos, sobre entre índigos y cristal: "La principal diferencia entre ellos es su temperamento. Los índigo tienen un espíritu más audaz debido a que su propósito colectivo es traer una nueva forma de actuar. Nos replantean todos los sistemas, salud, cultural, social, educativos, legislativos y gubernamentales."

¿Alguno planteará salir del capitalismo o ser índigo-cristal es ser capitalista?

Lo maravilloso es el final de esta nota, escrita por encargo, como ella dice. "Creo en los niños especiales. Pero también creo que cuando les ponemos un rótulo dejan de serlo”. Que es como decir que no se cree en brujas, pero que las hay.

Antes, la supuesta periodista cita a otra mujer, otra madre: “Creo que hoy los padres somos mucho más conscientes de la importancia de todo lo que hagamos para y por nuestros hijos en los primeros años de vida".

Claro. Por tanto, mentir descaradamente en un medio de comunicación no creo que sea un buen ejemplo para Cloé.

Debe ser aquello de Zigmunt Bauman: la modernidad líquida que, llevada a un extremo, es casi igual que un dogmatismo. No se trata ya de pensar cómo es la realidad, sino de desear la realidad, amoldarla a nuestros deseos. Así, somos más felices, aunque el mundo sea un asco. Ya no se busca saber, sino ser feliz. De cualquier modo. Mentirse es más fácil que tratar de interpretar la realidad. Eso exige un esfuerzo, trae dolores de cabeza y lo peor es que no garantiza la felicidad.

No es un problema de esta chica que debe saber mucho de cosméticos, pero no de otros asuntos. El mismo diario ha publicado en los últimos años otras notas sobre el mismo tema, como se puede verificar usando el buscador interno de lanacion.com.

Un "efecto" de este tipo de pensamiento es que las cosas hay que dejarlas como están. Dado que la realidad es maravillosa, no hay que cambiarla. Los chicos son más "evolucionados". Son hiperactivos porque...pertenecen a una Nueva Era, más armoniosa y "elevada". Así que ¿por qué preocuparse?
Anda genial el mundo. Se llega a ese diagnóstico porque...no dice. ¿Será que usan tabletas y la compu (para jugar)?

Pues entonces habría que pedirle a Cloé que use una tableta y pinte la nota de su mamá. Seguro que elige el color amarillo.

MIENTRAS TANTO, EN OTRO RINCÓN DE LA CIUDAD

En cierta contrapartida, el suplemento Clarín Mujer de la fecha contiene un reportaje a Karen Hallberg, doctora en física. Cito de la nota: "Contra lo que predican movimientos como el New Age y otros, la física cuántica no es un concepto místico, sino una teoría del comportamiento de la naturaleza a escala atómica y es observable, medible, experimentalmente”. El conocimiento, enfatiza, “te abre las puertas a vivir más intensamente y no solo en el área científica, sino en todas: saber más de música o de artes plásticas te permite disfrutar mucho más de las obras. En términos generales, el conocimiento permite tener más conciencia de lo que pasa a tu alrededor".

Ocurre que, como dije antes, tener más conciencia de la realidad implica cierto compromiso. Supone que vas a tener que lidiar con un mundo que no se va a ajustar a tus deseos. Fernández, me parece, como muchas otras personas sin distinciones, no quiere ver la realidad, sino imaginarla.

Para Karen, según indica en esa nota, la felicidad es: "Eso: aprender, descubrir, para mi es la felicidad".

PD: En la portada del sitio Clarin.com se enlaza a una nota del sitio Entremujeres.com (del mismo Grupo) sobre...¿Qué dicen los astros de tu edad?

Fuentes y links relacionados

Sobre las imágenes
  • Capturas de pantalla de los sitios Clarin.com y Lanacion.com
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