T.E.L: 7 min. 36 seg.
Se publica en Clarín un artículo que afirma que "Crece el furor por los horóscopos". Análisis.
El título de la nota, que aparece en la web y en la edición impresa (sociedad, págs. 42-43) del 28-12-2014 es "Crece el furor por los horóscopos y los astrólogos son cada vez más populares" (ver en Clarin.com).
La lectura del artículo, aunque obvia, no deja de sorprender en algunos párrafos. Quizás sea una broma por el Día de los santos inocentes...
El artículo en la web aparece sin firma. Es sintomático que, mientras la autora afirma algo, los comentaristas web, parecen decir lo contrario.
En la versión impresa la nota está firmada por Gisele Sousa Dias. Según su perfil en Linkedin trabaja en Clarín desde 2006. También, desde 2012 en Revista Anfibia.
Los trabajos anteriores parecen más pasantías: 1 mes en Courrier International, 8 meses en El Mundo, 1 mes como freelance para ONU. Entre 2005 y 2014 realizó la maestría en periodismo Clarín-Universidad San Andrés. La licenciatura la hizo en la UAI.
Según su perfil en Blogger: "Soy Gisele, periodista de nacimiento, psicóloga frustrada. El bajo presupuesto en vacaciones me permitió conocer las maravillas de las tierras cordobesas. Hija, hermana, amiga, novia-esposa y tía, son todos mis cargos. ¿Demasiado para tener sólo 24...?"
No se trata de "perseguir" personas o de argumentos ad hominem. Pero debemos dejar en claro que lo publicado lo dice ella.
El artículo comienza con un dicho, una supuesta cita: "De la boca para afuera nadie cree en el horóscopo". Y luego agrega: Ahora bien: llegás a sacar el horóscopo de una revista y recibís un millón de mails, bajan las ventas y te hacen un piquete en la puerta", dice –exagerando y no tanto– el editor de un conocido grupo de revistas.
Lo que dice Gisele es "exagerando y no tanto". No queda claro en qué exagera el editor anónimo y en qué no.
Pero hay algo más, insólito: La periodista no se preocupa en preguntar o indagar con ese editor o por otras fuentes en qué casos se quitó el horóscopo de una revista o un diario y efectivamente ocurrió lo que se dice que ocurriría. Los casos documentados son extraordinariamente pocos.
El New York Times, que para algunos es el diario más prestigioso del mundo, NO posee horóscopo.
Se puede afirmar que el horóscopo se publica, sobre todo, en publicaciones "generalistas". Crónica y Diario Popular, que están entre los diarios más vendidos del país, poseen esta columna.
En casi todos los casos responde a un mismo esquema compuesto por 12 párrafos. Tal formato aparece en la modernidad en relación con los diarios, como una manera de hacer un discurso anterior más complejo (el discurso astrológico) en otro más simple, para las masas.
La otra cuestión por la que Gisele no se preocupa en lo más mínimo es si los diarios deben (estoy pensando en un "deber ser") publicar lo que el público demanda.
Se podría argumentar que si Crónica dejase de publicar fotos de mujeres en paños menores, su público podría pasarse a Popular. ¿Sería eso aplicable a Clarín y el horóscopo?
Es decir, para Gisele y para los editores de Clarín, si dejaran de publicar el horóscopo ¿la gente se cambiaría de diario? El Gran diario argentino dejó de publicar cierto tipo de avisos clasificados, dejó de publicar los destacados de tv, y cesó recientemente la columna de Cora Cané: "Clarín Porteño".
¿Por qué se publica el horóscopo?
Ciertamente la respuesta debe ser compleja, pero no podemos desconocer cierta tendencia, humana, a saber lo que no sabemos e, hilando más fino, a darle un sentido a la vida.
Hace tiempo que sostengo una tesis que, por supuesto es difícil de probar: la gente lee el horóscopo en los diarios, porque se publica. No al revés.
Es decir, no se publica porque se lee. Se lee porque se publica.
No es contradictorio.
En Europa el horóscopo se habría publicado por primera vez en un diario hacia 1930 en el Sunday Express. Se trataba de una nota semanal en el diario dominical. En la primera publicación se indica que "Todos están interesados en el futuro. ¿Puede ser predicho por las estrellas? Los lectores del Sunday Express serán capaces de juzgar por sí mismos luego de leer el siguiente artículo..." R.H.Naylor era el autor. (Ver imagen 1)
La semana siguiente, 31 de agosto de 1930, en la segunda entrega se indicó; "Enorme interés se generó el último domingo por la publicación de un artículo que daba el horóscopo de la nueva Princesa y una predicción general de los eventos de la semana". (ver imagen 2)
Si eso fuera cierto, podríamos llamar a tal fenómeno un "furor". Pasaron 84 años de tal publicación.
Los horóscopos, tanto en los diarios como en revistas como en libros, no predijeron la Segunda Guerra Mundial. En el periódico citado, R.H. Naylor indicó de hecho, que no habría guerra.
Empero, que 1930 haya sido el año de "lanzamiento" del horóscopo en los diarios no puede ser una mera casualidad, considerando la Gran Depresión.
Los astrólogos "populares" como indica Gisele, no predijeron Ayotzinapa ni las desapariciones del avión y pasajeros de Malaysia ni la más reciente de Air Asia. Horangel predijo que Rosario Central no ascendería en diciembre de 2012. Como he dicho en otros casos, no se puede juzgar el "valor" de la astrología exclusivamente por los resultados. Hay un 50% de probabilidades de que llueva. Acertar es fácil cuando la predicción es ambigua. Lo que hay que evaluar son las bases desde las que se hace la predicción.
Por supuesto, los medios de comunicación, a través de sus "Giseles" se ocupan de ocultar las enormes pifias de los astrólogos.
Los medios masivos, a través de sus "Giseles" se encargan de dar cuenta de fenómenos sociales (lo cual es válido) sin preguntarse de sus causas y consecuencias. A las "Giseles" no les importa en absoluto si los horóscopos contienen alguna verdad. Lo que les importa es que el público lo compra y lo "cree".
El problema de los horóscopos publicados en los diarios no está ni dentro ni fuera de tales publicaciones. El problema es el sentido que se le da. Un chiste no es verdadero ni falso, cierto? ¿Y el horóscopo?
Los sentidos del horóscopo en la modernidad
Las audiencias seguramente le dan a los horóscopos diferentes sentidos. Seguramente para muchos es un mero entretenimiento pasatista e inocuo. Si le diéramos tal sentido, considerándolo realmente inocuo, sin consecuencias, entonces ¿por qué habría el público de tener una gran dependencia de su publicación?
Theodor Adorno estudió el horóscopo y encontró que sus consejos eran "conservadores", que no promovían una visión crítica de la sociedad, sino más bien que el texto nos pide conformarnos. (1)
Pero a Adorno se le pasó por alto que más allá del "texto" del horóscopo, tal discurso está compuesto de otros signos: suele ir acompañado de un nombre (que coincide con el de una constelación), un rango de fecha y quizás un ícono. Tales signos permiten remitir el horóscopo, indudablemente, a la astrología.
Quizás el público considere que el horóscopo está hecho por "cualquiera mientras se toma un whisky", pero ¿y la astrología?
Hay estudios que indican que una parte del público considera a la astrología una ciencia, entre otras razones por su sufijo.
A Gisele, sin embargo, no le importa nada si la astrología es un discurso verdadero o no. Paradójicamente, dice ser periodista, con magister y todo.
RACIONALIDAD Y EMOCIONALIDAD EN LA MODERNIDAD-POSTMODERNIDAD
Finaliza Gisele: "Entonces, aunque nos hagamos los extra racionales y finjamos que no creemos, los números nos delatan."
Tus artículos también te delatan Gisele. Delatan que hay una parte de la sociedad que se aparta de lo racional considerando que lo no-racional es bueno. Ni lo racional ni lo emocional es bueno o malo "en sí mismo". La bomba atómica se pensó, creó y soltó a través de pensamientos racionales tanto como emocionales. El furor está asociado a la ira.
El "loco del mini cooper" como llamaron los medios al presunto autor de una muerte el 25 de diciembre no actuó en forma racional.
Las llamadas compras por impulso dieron a pensar que los consumidores, en su mayoría, apelan a lo emocional más que a lo racional para decidir, incluso en el ámbito de la política.
Hay quienes ponen esto en duda, con algo de razón: Cuando alguien compra un producto ofertado como "3x2" está haciendo un tipo de "cálculo".
El problema en estos casos es pensar que lo racional está relacionado con lo matemático exclusivamente.
Disculpen el ejemplo: si se ofreciera un 90% de descuento en televisores led de 50 pulgadas a cambio de matar a una persona (un negro, un judío, un gay o cualquier otro grupo segregado por preconceptos) ¿cómo analizaríamos el caso?
En primer lugar la oferta fue realizada con criterios de racionalidad/emocionalidad. Ambos componentes están presentes en la oferta, es decir, de quien hace la oferta. El problema está en el sentido de relacionar ambos componentes, en sus causas y en sus consecuencias.
De igual forma, el presunto consumidor de este horroroso ejemplo que se me ocurre, exagerado para vislumbrar con mayor claridad las cosas, ¿aceptará la oferta o la considerará tan horripilante como me parece a mi?
Quien la acepte ¿lo hará por meros motivos económicos, a través de cálculos matemáticos?
Por tanto, tal dicotomía, como suele presentarse es falsa. Todos los seres humanos razonamos y tenemos emociones. Dejaríamos de ser humanos si descartásemos este tipo de comportamientos y formas de pensar.
Los que quieren dejar de ser emocionales, quieren ser robots, máquinas.
Los que quieren dejar de ser racionales, quieren ser animales instintivos o "personas de las cavernas". Bueno, hay quienes hacen la "dieta del paleolítico". Esta postura "anti-moderna" de querer volver a las cavernas, a lo ilógico o irracional, es una característica de lo que se ha llamado "postmodernismo".
Lo vamos a encontrar en las vanguardias del Siglo XX como una reacción a la racionalidad. La búsqueda de romper estructuras, de decir y pensar distinto, es por cierto, muy válida. Pero salvo excepciones, lo que se buscó romper fue con la racionalidad y no con el capitalismo.
La racionalidad -que no supone la exclusión de las emociones- es vital e indispensable. En primer lugar porque somos seres racionales y no sólo emocionales.
En segundo lugar porque si no podemos conocer la realidad -racionalmente- entonces no podremos ni controlarla -con las limitaciones del caso- ni modificarla.
Por cierto, esta racionalidad no puede estar desconectada de un cierto sentido de "fraternidad" como la que vamos a encontrar en Aristóteles, pero también en Marx. Se trata de algo más que empatía. Es reconocer los seres humanos nos necesitamos unos a otros. En ese tratarse como iguales, entre nosotros, pero también entre humanos y Naturaleza, el "control" humano sobre los recursos naturales no tendría por objetivo acabar con árboles, plantas y medio ambiente, ya que los necesitamos.
Y, por tanto, lo mismo con las personas.
Esta forma de racionalidad, basada en la igualdad, se ha ido perdiendo y persiste, estoicamente, en sectores desgraciadamente minoritarios, aunque en ascenso.
En tanto nos alejemos de la racionalidad, así entendida, estaremos siendo funcionales a dejar las cosas como están. Eso es lo que hay en la astrología y los horóscopos. Una anestesia. Es lo que Gisele celebra. Es furor.
Fuentes y links relacionados
- (1)ADORNO, Th.W; Escritos sociológicos II, vol. 2: Bajo el signo de los astros; Madrid, Akal, 2011
- Blanco, Gerardo: Los sentidos del horóscopo en el Siglo XXI
- Blanco, Gerardo: El horóscopo en las "revistas femeninas"
- Sunday Express: Horoscopes: Tales of the expected
- Imagen 1 y 2: Extractos de Sunday Express, 24 y 31 de agosto de 1930.
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