Blog de noticias de astronomía - Desde Buenos Aires, Argentina
¡Que no cunda el pánico!
"¿No es suficiente ver que un jardín es hermoso sin tener que creer que también hay hadas en el fondo?" - Douglas Adams, La guía del autoestopista galáctico.

18/12/14 - DJ:

Orión y la "caza" de Marte

T.E.L: 4 min. 50 seg.

El viernes 5 de diciembre NASA comunicó que la nave Orión completó su primer viaje al espacio, un hito según la agencia estadounidense "en su viaje a Marte", primeros pasos de una nueva "conquista".


Desde el Complejo de Lanzamiento 37 en Cabo Cañaveral se lanzó la cápsula sobre un cohete Delta IV. El vehículo retornó 4,5 horas después al caer sobre el Pacífico.
Durante el paseo inhabitado, la cápsula viajó dos veces a través del Cinturón Van Allen experimentando grandes períodos de radiación y alcanzó una altitud de 5.800 km sobre la Tierra.
El comunicado indica que "Orión abrirá el espacio entre la Tierra y Marte para la exploración por astronautas".

Más allá de los datos técnicos que se podrían aportar a la noticia, caben algunas reflexiones.
En primer lugar Marte está siendo explorado desde hace décadas, a través de sondas y robots. El viaje al planeta rojo es mucho mayor que a la Luna y supone una cantidad de riesgos para la vida humana, innecesarios, dado que es posible recolectar datos por otros medios.

¿Por qué sería necesario, en un futuro, enviar astronautas? Hay ciertas tareas que los robots no pueden realizar. Pensando a mediano-largo plazo, la "conquista" de Marte no parece posible sólo con robots. Implicaría poner bases humanas, realizar actividades de minería y, casi de ciencia ficción, terraformar aquel planeta.

¿Tiene sentido todo esto? Con los pies sobre la tierra, nosotros podemos explorar la cuestión: los sentidos que algunos le dan a la explotación planetaria no serán los mismos que otros podamos darle. Una mirada crítica no puede ser abstracta, sino concreta. No es cuestionable el "ansia de conocer", sino quiénes, cómo y para qué se obtiene ese conocimiento.

Nos querrán convencer de que la actividad científica tiene por objeto "saber por saber". Esta "ciencia en sí misma" debemos caracterizarla así como hemos pensado el "arte por el arte".
Se trata de un pensamiento abstracto, es decir, extraído de la realidad concreta, imbricada, social, histórica. Por tanto, es funcional a los intereses de turno, que no son los de los ciudadanos comunes, los de los trabajadores.

Se "conquistará" Marte como se ha conquistado la Tierra. Una minoría, que se apropió de los recursos materiales (naturales y humanos), será también la que, no conforme con explotación terrestre, busca expandir el capitalismo al "más allá".

Se nos intentará convencer de que este hito es una superación humana, que supone una mejora para el conjunto; que es fruto de la competencia y mérito del esfuerzo.
No cabe duda: los científicos e ingenieros trabajan duramente, pero no serán ellos los propietarios de las riquezas que ellos mismos generen. La riqueza mineral de Marte será producida por "obreros del espacio", un proletariado extra-planetario en ciernes que no verá los beneficios de tal esfuerzo.

El 14 de enero de 2004 George W. Bush anunció el Vehículo Tripulado de Exploración (CEV, en inglés) como parte de su "Visión de la Exploración Espacial", en reacción al accidente del transbordador Columbia en el que fallecieron los siete tripulantes. El programa fue continuado por EE.UU., a pesar del cambio de gobierno. Esta "política de Estado" no es otra cosa que una política de la burguesía.

Para el fallecido Hugo Chávez, el capitalismo habría acabado con la vida en Marte: "(...) pero a lo mejor llegó allá el capitalismo, llegó el imperialismo y acabó con ese planeta" (CNN). Dicho así, es una excentricidad. Pero es una extrapolación: "¡Ojo! ¡Cuidado! Mire que aquí en el planeta Tierra donde hubo hace cientos de años o menos, grandes bosques, lo que hay ahora son desiertos".

El 18 de enero de 2004, José Pablo Feinmann escribía en Página/12: "Lo mismo con los niños, con los 11 millones que mueren por año en medio del despilfarro de la sociedad del espectáculo, del armamentismo y de las aventuras extraplanetarias".

Según Ovidio, Orión nació de los orines de los dioses y fue un gran cazador de animales, vencido por un simple escorpión. Yace como figura en los cielos mitológicos secundado por los perros de caza y una liebre. Pero en esos cielos, el escorpión está muy lejos del héroe.
El planeta asociado antiguamente al dios de la guerra, no será en pocos años el escenario de relatos de ficción, sino de una cruda y cruenta realidad; la misma (con otro panorama) que la que discurre aquí abajo. Para la burguesía, "así en la Tierra, como en el cielo": lo que se lleva adelante no es otra cosa que una lucha de clases.

¿Esto supone que entonces no debemos ir a Marte?. ¿No debemos hacer ciencia?. Existen muchas razones científicas, como las expuestas por Francisco Anguita (Profesor de Geología Planetaria. Universidad Complutense de Madrid) en ¿Por qué debemos ir a Marte?. (PDF)
El problema está en pensar la ciencia (en este caso la exploración espacial) como "algo en sí mismo", desconectado de las demás prácticas sociales. Ese pensamiento abstracto debe transformarse en concreto. La realidad no es abstracta. La ciencia no se desarrolla aislada de lo demás.

Los discursos modernos tienden a escindir la realidad, a ocultar la lucha por el poder real y a contarnos cuentos. Así, los astronautas son héroes de chicos y grandes. Escribía Juan Gelman (ver Los buñuelos de la tía Francisca):

envidio como loco a los astronautas/
tienen más plata que el banco central/
les dan de comer todos los días/
es una comida especial para aguantar el vacío/

además aparecen en tv/
una mujer linda y rubia se la pasa esperándolos/
son discretas como tía francisca/
que nunca tuvo un sí ni un no con el tío/

En Financial Times, se escribió un artículo sobre el capitalismo más allá de la Tierra y se indica: "Ante todo, Bigelow está preocupado de que si el capitalismo occidental no anexa cuerpos celestes en el nombre de las empresas privadas, alguna otra nación irá en la construcción de su propio imperio." (1)

El artículo se refiere a Robert Bigelow -de Bigelow Aerospace- quien oportunamente le escribió una carta abierta al actual administrador de NASA, Charles Bolden.

"El sistema sólo puede perpetuarse si, imaginariamente, siempre hay lugares nuevos donde marchar para extraer, y de ahí que en cierto sentido le resulte natural el intento de huida al cosmos", escribe Jorge Riechmann(2).


El discurso de Riechmann se opone al de los que sostienen la pauta "antropófuga" como Adrian Berry: "Contrariamente a la creencia del Club de Roma, no hay 'límites al crecimiento'. (...)Aunque se demuestre finalmente que los recursos de la tierra son finitos, los del Sistema Solar y los de la Gran Galaxia que lo rodea son, para todos los fines prácticos, infinitos".(3)
Según el autor de Los próximos diez mil años, dentro de cuatro o cinco siglos el hombre podrá idear explosivos capaces de hacer añicos a Júpiter en cuestión de unas horas (El País).
Vale nuevamente preguntarse: ¿para qué, para quién?.


Por tanto, no podemos pensar en la cápsula Orión en abstracto, sino en relación a las prácticas sociales concretas. La cápsula no está "libre", sino "atada" a la producción social.

Para finalizar es menester preguntarse ¿de quién es Marte? ¿a quién pertenece? O, parafraseando al poeta Nicolás Guillén, ¿Puedes venderme Marte, puedes venderme Marte, puedes?

¿Puedes? - Nicolás Guillén (en español y portugués, letra y audio)


Fuentes y links relacionados

Sobre las imágenes
Etiquetas: -

No hay comentarios.:

Publicar un comentario