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¡Que no cunda el pánico!
"¿No es suficiente ver que un jardín es hermoso sin tener que creer que también hay hadas en el fondo?" - Douglas Adams, La guía del autoestopista galáctico.

19/9/15 - DJ:

Cómo evitar el fin del mundo

T.E.L: 4 min.

Si usted busca una fórmula para la felicidad, pero le preocupan los desgraciados asteroides que podrían destruirlo todo, por favor, lea esto.


Leo que un usuario de Facebook señala el peligro de que un astrónomo hable con la prensa amarilla, sensacionalista (gutter press), ya que el susodicho -Robert Walsh- dio una entrevista a The Mirror y que de tal publicación y otras que circulan, la prensa de alcantarilla extrae lo que le conviene para alarmar y vender.(1)

Me gustaría hacer algunas reflexiones al respecto:

Sostengo que en la modernidad hay tres tipos de discursos. Por supuesto, dentro de cada categoría existen subconjuntos.

Un primer grupo serán "Los modernos". Ante la pregunta del título seguramente responderán:
Hay que prevenir la devastación total: detener la ola de inmigrantes a Europa; impedir las huelgas: regular las regulaciones de los Estados; intervenir el poder judicial; repartir dádivas en el poder legislativo; ser generoso con los medios de comunicación (comprándolos).

Un segundo grupo serán los "Posmodernos": Dirán que la debacle vendrá por destruir la naturaleza ya que ésta nos castigará, por tanto, hay que dejar de comer carne, hay que caminar descalzos, no usar ningún tipo de telas. Hay que detener la industria y volver a tiempos no racionalistas, pre-lógicos, pre-modernos. ¡Eso sí que era vivir mejor! Pero debemos hacerlo a través de una app para los smartphones, ya que ahora las cosas son inteligentes, no los sujetos. El compromiso de los posmodernos dura treinta segundos, no vaya a ser cosa de unirse a una causa entendida como "gran relato".

Un tercer grupo son los "Críticos Modernos": El problema no es la industria, la tecnología, la ciencia, la racionalidad, sino cómo, quiénes y para qué hacen uso de tales progresos humanos. El problema no está en los asteroides asesinos, ni en los inmigrantes. Yo adhiero a este grupo.

Según el Credit Suisse, el 0,7% de la población adulta mundial posee un patrimonio de más de USD 1 millón cada uno, son 35 millones de individuos con un patrimonio total de USD 115 billones, el 44% de la riqueza global.
Si tomamos los dos primeros "escalones" de esta pirámide, menos del 9% de las personas poseen más del 80% de la riqueza del mundo. (2)
No es algo potencial, que podría ocurrir, como los asteroides o los cataclismos naturales, sino que es algo que ocurre ahora, que viene ocurriendo y que seguirá pasando. Es hoy y ahora, no luego, vaya uno a saber cuándo. El futuro llegó...hace rato.


Según el Programa Mundial de Alimentos:
Alrededor de 805 millones de personas en el mundo no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa. Eso es alrededor de uno de cada nueve personas en la tierra.
La gran mayoría de personas que padecen hambre en el mundo viven en países en desarrollo, donde el 13.5% de la población presenta desnutrición. (3)

Sólo en Argentina, según el INDEC, el empleo en negro alcanza a más de 4 millones de personas. (4) Extrapolar al resto del mundo es imposible, por lo tanto vamos al informe de la OIT titulado "Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo 2015". De allí extraigo algunos datos (5):

La figura 1.3 de tal informe muestra que en el período 2014-2019 (incluye por tanto una proyección) el desempleo afecta a más de 210 millones de personas. El mapa está basado en porcentajes, desde los más bajos (amarillo) a los más altos (naranja-rojo). Sin embargo, puede ser algo mentiroso, en tanto la consideración de empleo, en muchos países, incluye lo que podemos considerar empleo precario.


La figura 1.12 muestra el empleo vulnerable como porcentaje del empleo total en economías en desarrollo (2007-2019). Como se ve, en Sur-Asia el empleo vulnerable es mayor al 75%. En economías desarrolladas y Europa, menos del 15%. Pensemos este último dato un segundo: en el máximo nivel de desarrollo, en el Siglo XXI, parece imposible disminuir a cero el nivel de empleo precario...


Agreguemos a este panorama cifras de muertes en guerras, epidemias, delitos.

La solución es difícil, pero posible
Para finalizar y pintar una escena realista digamos que al mismo tiempo que esto ocurre, las soluciones aparecen a la mano: enorme producción de alimentos (que se da al mismo tiempo que la hambruna); gran desarrollo científico-sanitario (que se da al mismo tiempo que las epidemias); gran desarrollo industrial (que se da al mismo tiempo que el desempleo y el trabajo precario).

Está claro que algo funciona mal. Aquí y ahora. Desde hace mucho tiempo. Mientras los modernos lo justifican, los posmodernos viven en la Luna. Los críticos, sabemos que habrá un eclipse de Luna que sigue a un eclipse parcial de Sol. Pero también sabemos que los problemas no están en el cosmos, sino aquí en la Tierra. Son tangibles, patentes, concretos y sociales (lo cultural también es natural).

Mientras a los modernos les importa la ciencia y el desarrollo para algunos, a los posmodernos les preocupa no poder acceder a Wikipedia cuando tienen ganas (aunque nunca hayan colaborado con tal publicación colectiva), o les preocupa no acceder a un torrent o a una película en Netflix (aunque nunca hayan compartido contenidos), y les preocupa que haya asteroides asesinos, vampiros energéticos, la ubicación aparente de Saturno en el cielo y la borra de café.

A quienes nos interesa la ciencia y la astronomía en particular, ¿a qué grupo discursivo pertenecemos? ¿Tenemos REALMENTE un pensamiento crítico? Si sólo criticamos a las seudociencias, pero estamos de acuerdo con el estado del mundo, seremos modernos, pero no críticos.
A los críticos nos preocupa la verdad. Nos preocupa la ocultación de la verdad.
Los críticos no queremos ir a morir a Marte en nombre vaya uno a saber qué, sino que queremos tomar el cielo por asalto.
Los críticos no nos preocupamos por un porvenir de fantasía, ni por lo remotamente posible. La debacle total no vendrá del cielo ni del infierno, sino que está aquí, en este mundo, en esta sociedad de la que formamos parte. El problema no es tecnológico ni natural, sino político. El primer paso para evitar el fin de la sociedad es hacer un diagnóstico realista, racional.

Pero los críticos somos pocos -aunque en aumento- como muestran las elecciones ejecutivas en diversos países.
Únase a nuestras filas: No hay soluciones mágicas, no hay felicidad eterna, no garantizamos "un mundo feliz". Por suerte.

Sir Martin Rees: ¿Podemos evitar el fin del mundo?

https://www.ted.com/talks/martin_rees_can_we_prevent_the_end_of_the_world?language=es

Y si hablamos de modernidad y crítica y puede parecer que lo astronómico no tiene nada que ver con lo político y lo económico, entonces conviene pensar mejor qué es la modernidad. Quizás en este corto video que sirvió como introducción en un curso, podamos entenderlo. En homenaje a Pablo Rieznik.

Pablo Rieznik - Una introducción a la economía política - 1. Economía, ciencia y sociología

https://youtu.be/WGbbIKBV-78

Fuentes y links relacionados

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