T.E.L: 3 min.
Obra de teatro sobre Tycho Brahe y Johannes Kepler, en el C3.
Ficha
Autor: Juan Villoro. Dirección: Marcelo Lombardero. Intérpretes: Osmar Núñez, Lautaro Delgado Tymruk. Coproducción: C3 y Teatro Nacional Cervantes. Diseño de Vestuario: Luciana Gutman. Diseño de escenografía: Matías Otalora. Diseño de iluminación: Horacio Efron. Entrenador actoral: Juan Ignacio González Cano. Asistente de dirección: Mercedes Marmorek. Funciones: viernes, sábados y domingos, a las 20. Sala: Centro Cultural de la Ciencia, Godoy Cruz 2270. Entradas gratuitas. Hasta el 31 de julio.
ANTES
Sabía de antemano la historia: Kepler tenía la idea de que las órbitas de los planetas se podían explicar con los 5 sólidos platónicos. Pero los datos no encajaban. Muy seguro de sí mismo, pensó que los datos estaban mal. Tycho Brahe era quien tenía las mejores observaciones. El alemán fue a ver al danés a su castillo. Brahe vivía en cierta opulencia cortesana y bebía en exceso. Le habían arrancado la nariz en un duelo y se había hecho poner una prótesis de oro. Era tan excéntrico y caprichoso como la órbita de Marte. Kepler lo necesitaba, pero ¿qué podía ofrecer él? Brahe no le quería dar más que algunos retazos de sus tablas.
Conocía el trabajo de Villoro y el prestigio precede a Lombardero. El actor Osmar Núñez es conocido. Formó parte de la película Relatos Salvajes, haciendo del abogado de la familia en el relato del accidente de tránsito, con Oscar Martínez. Núñez es un actor de teatro que sabe cómo llenar el escenario.
No conocía la sala del Centro Cultural de la Ciencia (C3). Es muy linda. Las butacas están montadas sobre una escalera de madera y el escenario no tiene cortina.
Llegué con anticipación, pero también una gran cantidad de personas, este sábado 22 de julio. Sobre la hora vi entrar a la periodista Cristina Mucci, del programa Los Siete Locos.
DURANTE
Se apagan las luces, aparece un texto iluminado en la única pared del escenario. Se iluminan las tablas y aparecen Tycho y Kepler, medio borrachos, conversando. ¡Perro sarnoso!-exclama Brahe, mientras Kepler se rasca los pies descalzos. Se debaten en un duelo con el filo de la lengua lubricada por el alcohol. Es el año 1600. Y entonces...¡suena un teléfono celular! No, no es de un espectador desubicado, sino de...Tycho Brahe. ¡Y atiende!
Entonces notamos que Osmar Núñez y Lautaro Delgado interpretan a dos actores que ensayan una obra en la que harán las veces de dos astrónomos. Una obra de teatro dentro de otra, como los sólidos platónicos que Kepler quería poner uno dentro de otro. Un juego de cajas chicas o muñecas rusas.
La historia de la astronomía pasa a ser metáfora de las relaciones humanas. Si las órbitas de los planetas pueden darle sentido al universo, ¿qué le dará sentido a la relación entre estos dos actores que ensayan?
DESPUÉS
Siempre me fascinó del teatro cómo se las ingenian los directores para que la puesta en escena resulte dinámica sin que cambie la escenografía. En este caso, por ejemplo, Núñez sale del escenario y sube por las escaleras, entre el público, para continuar su diálogo con Delgado, extendiendo su "órbita". El apagado y encendido de las luces, el sonido de los relojes desajustados, marcan el curso de la narración.
La función termina a los 100 minutos, con un aplauso cerrado, con público de pie, ante la entrega de los lucidos actores y la lucidez de su dirección. Está tan bien escrita que no hace falta ningún efecto especial para que sepamos cuándo llegó el fin, ante la pregunta que resonará mientras nos vayamos ¿Qué significa la obra?
Le daremos distintas interpretaciones al parangón entre las órbitas planetarias con las relaciones sociales. Pero me quedo con una frase del final: "Cada uno busca su cielo donde puede".☉
Fuentes y enlaces relacionados
La desobediencia de Marte
Sobre las imágenes
Imagen inicial: mía.
Crédito de fotos siguientes: @cervantestna
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