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29/11/11 - DJ:

La renovación de los argumentos nucleares

T.E.L: 7 min. 30 seg.


¿Son las energías renovables un mito? ¿O decir eso es tratar de crear un mito a favor de otros intereses que no saben ya cómo renovar sus argumentos?


Leo en Amazings el resumen de un artículo de Dawn Stover en The Bulletin of the Atomic Scientists sobre "El mito de las energías renovables".
El artículo se basa en argumentar que las llamadas energías renovables no lo son o al menos no lo son tanto como se puede pensar. La energía del Sol, para ser aprovechada, requiere de la construcción de paneles solares para los cuales hace falta silicio y las energías térmicas requieren de agua, así como de la disposición de tierras raras para los componentes electrónicos.

La idea, con este argumento, es demostrar que los conceptos de los ecologistas son demasiado simplistas y que no se cuenta con tecnologías para lograr energía COMPLETAMENTE limpia y renovable.

El artículo y su comentario en español tienen sentido porque aún hay en nuestras sociedades quienes idealizan cualquier tema. Y a veces pasan del blanco al negro con una facilidad pasmosa.

Cuando ocurrió el evento de Fukushima este año, los medios masivos explotaron en artículos que intentaban demostrar que la energía nuclear era sumamente peligrosa, al punto tal que debía dejar de usarse. Un noticiero nocturno muy visto en la televisión argentina abría una emisión con varios de sus conductores y cronistas realizando afirmaciones temerarias con música apropiada para el próximo apocalipsis. De hecho usaron esa palabrita, en virtud de ciertas declaraciones que se habían hecho esa jornada en el marco de las noticias de la central japonesa.

No murió nadie, en forma directa al menos, por el incidente de Fukushima, de radiación. Mientras tanto, tomamos el colectivo, taxi, subterráneo, avión o tren todos los días y es muy fácil encontrar accidentes fatales con variado número de víctimas casi a diario.
¡Cuán ambivalentes somos que unos meses después, en Argentina, se realizaron anuncios sobre Atucha II y todo el mundo aplaudió el avance científico, la creación de empleo y el retorno a la vanguardia nuclear, olvidándose por completo de Fukushima!
Es claro que Japón NO es Argentina. Pero en el tratamiento del primer tema eso pasó desapercibido. ¿Acaso sí se tuvo eso en cuenta con el segundo tema? ¿La probabilidad de que haya en suelo argentino un sismo mayor a las previsiones y se termine en una situación como la de Japón es CERO? ¿Acaso sin un accidente de ese tipo, los residuos nucleares no representan NINGÚN tipo de riesgo?

Los mismos medios que dos meses antes proclamaban el fin del mundo por holocausto nuclear, ahora aplauden el desarrollo científico argentino, olvidándose de las temibles fugas de radiación con que bañaron sus crónicas.

¿Cómo entender y evaluar el riesgo? Es una pregunta difícil de responder.

Sin embargo, tratar de equiparar peras con bananas no es un buen camino. El argumento del artículo al que aludo es ciertamente débil y fácil de rechazar.

Mi contexto
Pero antes pongamos un contexto: lo que sigue es una opinión, personal y seguramente subjetiva. Debe saber el lector que yo colaboro con Greenpeace, ONG aludida en aquel artículo: "Es una lástima, pero me temo que encontrar una solución al doble problema ecológico-energético no es tan sencillo como clausurar las nucleares, abolir las centrales térmicas que queman carbón o gas natural y volcarnos por completo en las alternativas con las que contamos ahora mismo. De ser así, todo el mundo debería afiliarse a Greenpeace."

También debe decirse que mi colaboración no es de ninguna manera una "pertenencia" a esa ONG. De la misma forma colaboro con otras organizaciones en forma económica y no por eso debo compartir todas y cada una de sus posturas.

Sin embargo mucha gente desconfía de Greenpeace, así como de otras organizaciones ambientalistas.

Es por eso que creo conveniente agregar a esta conversación dos puntos.

1º Las ONG
1.a) La desconfianza
Desconfiar de una ONG, pongamos por caso Greenpeace, no está ni bien ni mal. Es un derecho que tenemos, así como de hacer lo contrario. Sería bueno que quien desconfía se pregunte cuáles son las razones para hacerlo. En algunas conversaciones encontré un silencio absoluto ante esta pregunta. Hay un "clima" respecto de que las organizaciones asentadas y algo grandes deben esconder algo, sea una agrupación ecológica, política, informática, bancaria, etc.
Ahora bien, si se desconfía de una ONG verde, como la antes mencionada, entonces qué pasa con otras organizaciones, por ejemplo la Fundación Vida Silvestre, por nombrar otra conocida. Pero podría enumerar muchas más.
Pues la mayoría de quienes desconfían de una parecen desconfiar de todas porque no participan en ninguna. Al menos es lo que me parece por mi poca experiencia y entorno personal.
Si así fuese, ¿el problema es la desconfianza en una ONG o es otro el problema? ¿No será falta de interés?
Y no está mal no tener interés en algo. No tenemos ninguna obligación. Pero entonces no seamos hipócritas.

Particularmente disiento en varios puntos con Greenpeace.
Hay organizaciones sociales que juntan dinero (insumos, materiales, etc) y luego los distribuyen entre los más necesitados. Es posible que en algunos casos lo que se recolecta "se quede en el camino". ¿Entonces qué hacemos, nada?
¿Desconfiamos de una organización en base a evidencia concreta o rumores infundados? ¿Si no estamos de acuerdo en algo, qué porcentaje representa eso del discurso de esa ONG?

1.b)La injerencia de las ONG Verdes
El segundo punto es sobre la injerencia de las ONG verdes en los temas ambientales. Estas agrupaciones NO TOMAN DECISIONES, salvo las internas, claro. Pero no son sus directivos quienes legislan y ejecutan. Los tres poderes del Estado, en los países democráticos, son los que pueden o no hacer eso. Y lo hacen con mucha precaución la gran enorme mayoría de las veces. Si se reclama 10, se logrará 1. Por distintos motivos. Porque consultarán a los científicos especializados en tal tema, a los constructores, ingenieros, y se les pedirá una evaluación que, sí, ciertamente, es más "realista" en muchos casos. En ese punto es cierto, las ONG verdes son "menos realistas" o "más simplistas o utópicas". Es verdad. Pero ¿quién empujó para lograr ese 1 sino esas ONGs? Sin esos reclamos habríamos logrado, en muchos temas, CERO.

En Argentina hay una Ley de bosques, una Ley de Glaciares, proyecto sobre la gestión de residuos electrónicos. No se acabará la industria forestal, ni la minería ni la electrónica. Pero se avanza. Porque de lo que exigen, termina generándose un pequeño porcentaje de cambio.

Al mismo tiempo, en conjunto, va gestándose una conciencia ciudadana sobre ciertos temas. Esa sinergia permite que el ciudadano común sea ya el que comienza a exigir soluciones. No mágicas, no ideales, pero sí avances respecto de situaciones vetustas. Nada es ideal, pero la ciencia y la tecnología nos permiten ir avanzando hacia soluciones más sustentables. Por cierto que no hay que ser ingenuo y pensar que por sancionar tres leyes estaremos salvados.

Un tema ejemplificador, pero no el único, es el del humo del tabaco. Lentamente se fue gestando una conciencia sobre el tema y hoy existe una fuerte sanción social que junto con legislación reciente restringen ciertas libertadas individuales en favor de los demás (y de uno mismo). ¿Cómo se llegó a esta situación? ¿Fueron acaso las tabacaleras las que, conscientes del daño que causan sus productos, pidieron espacios libres de humo? Por supuesto que no. Para las tabacaleras, los espacios libres de humo no serían una solución, como no lo son las energías renovables para un científico nuclear, postura similar a la Stover en el artículo en cuestión.
Si se lograron los espacios libres de tabaco fue por la ciudadanía, ayudada por pequeñas agrupaciones que fueron creciendo y demandando hasta que se fueron dando paulatinamente los cambios.
Se sigue produciendo y comercializando tabaco en Argentina. No por las demandas de los no fumadores (suficientemente amparadas en estudios científicos, aunque algunos argumentos pueden parecer algo sesgados) se cerró esa industria. A nuestros nietos les parecerá insólito pensar que alguna vez se podía fumar en un ascensor.

2º: ¿Renovables no renovables? o ¿Mejores, aunque no perfectas, pero no me conviene decirlo así?
El argumento utilizado es débil en varios sentidos. Por ejemplo, supongamos que su hijo debe hacer la tarea para el jardín de infantes y para eso requiere de granos (de sal, de arena, de arroz, lo que sea). Supongamos que usted tiene en su cocina un salero y, además, vive a metros de una playa repleta de arena.
En ambos casos no vamos a contar los granos, nos parecerán "infinitos" tanto en el salero como en la arena, pero sabemos que infinitos no son. Empiezan y se terminan. En ambos casos son "no renovables". Pero si usted no quiere que se le acaben los granos, ¿cuál elegiría? ¿Da lo mismo?

Es cierto, sin embargo, que no todas las llamadas energías renovables son igualmente renovables. No, perfectas no son.
Pero no da lo mismo. Además, no tiene por qué elegirse. Se pueden combinar. Las exigencias medioambientalistas no exigen que se terminen mañana la quema del carbón, el petróleo, el gas y la energía nuclear. Pero aunque lo hicieran, eso no va a ocurrir. Las demandas ambientalistas, en cambio, favorecen la proliferación de nuevas formas de generación de energía, algo más sustentables que las anteriores, aunque no puras ni ideales.

En vez de cruzarnos en una trifulca intelectualoide, deberíamos buscar soluciones que nos permitan no ya a nosotros, sino las futuras generaciones, vivir mejor. La búsqueda de una armonía con la Naturaleza es más que difícil. La preservación de la diversidad biológica, la generación de diversidad energética, la búsqueda de mayor eficiencia en el manejo y consumo de los recursos naturales debería ser cada vez más prioritaria, porque hasta ahora se ha hecho bastante poco.

Las demandas verdes no van a cambiar al mundo de la noche a la mañana. No lo han hecho hasta ahora y no pasará. Es una verdadera verdad incómoda. Y lo es cada vez más. Asumamos esa incomodidad de querer preservar también nuestro estilo de vida, las fuentes de trabajo y la profundidad de conocimiento. Y, coincido, asumamos que no hay "magia", no es soplar y hacer botellas. La energía eólica, solar, geotérmica no son LA solución perfecta e ideal. Si alguien así lo pensaba, despiértese y lea el artículo aludido porque de verdad le hace falta. Pero si, en cambio, los argumentos de esa nota los usamos para quedarnos de brazos cruzados "total no hay nada que hacer porque nada es completamente renovable", estamos peor que antes. Éste es MI argumento central, mi argumento nuclear.

Para finalizar, se me ocurría hace unos días que cada vez estamos más lejos de un cierto mundo feliz en el cual haya una sola lengua, una única moneda, una bandera mundial, una sola administración del mundo que nos confiera un verdadero sentido de humanidad.
Esa idea que alguna vez pudimos sostener es insostenible. Entre otras cosas porque queremos preservar nuestras identidades culturales, porque necesitamos flexibilidad económica y autonomía soberana. Al mismo tiempo comercializamos y nos comunicamos y surge como idea que hacerlo con una única moneda de cambio y una sola lengua sería más eficiente.

Estas dos ideas aparentemente antagónicas entre globalización y autonomía de los pueblos podrían ser una función que evolucione con el tiempo, acercándose no hacia el derrumbre de las Torres de Babel y del Papel Moneda, sino hacia una búsqueda global, en distintos idiomas y de diversas maneras, de encontrar un mejor equilibrio entre los recursos y los consumos. Para que funcione esa curva de responsabilidad deben estar los expertos, los científicos y tecnólogos. Pero también hacen falta los ambientalistas, las organizaciones de personas que empujan para quitar paulatinamente las trabas burocráticas y las terquedades innecesarias. Porque estas también existen.
El límite de esta función es la Tierra.




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